Después de varios meses de rumores, Santos, un reputado jugador de póker, desveló el martes las cartas para la partida decisiva de su presidencia, de la que ninguno de sus antecesores salió airoso.
Con este paso “Santos no solo se juega su reelección en 2014 sino también su propia historia”, dijo León Valencia, director de la Fundación Nuevo Arco Iris, especializada en el conflicto.
Santos, de 61 años, llegó a la presidencia en el 2010 desde su condición de delfín de Uribe y máximo defensor de sus políticas de combate frontal a las comunistas FARC y hostilidad con los gobiernos vecinos, especialmente con el de Hugo Chávez en Venezuela.
Sin embargo, el politólogo Fernando Giraldo apuntó que Santos ya dejó entrever durante la campaña electoral que no cerraría la puerta de la paz.
“He revisado sus discursos y veo que no ponía el acento en la seguridad, sino en la prosperidad”, manifestó.
Giraldo concluyó que Santos pudo alinearse con las tesis de Uribe (2002-2010) como una “estrategia” para que la popularidad del exmandatario le empujara a la presidencia.