Afuera se escuchaba la felicidad de los españoles, pero había que recuperarse. Los presentes en el restaurante PuntoTico supieron cómo hacerlo, aunque un uruguayo no lo entendiera.
Afuera se escuchaba la felicidad de los españoles, pero había que recuperarse. Los presentes en el restaurante PuntoTico supieron cómo hacerlo, aunque un uruguayo no lo entendiera.