Un hombre, de apellido Leiva, esperó casi dos años y medio para que el Juzgado de Familia de Goicoechea le programara una audiencia para intentar conciliar con su aún esposa el monto de la pensión alimentaria.
Un hombre, de apellido Leiva, esperó casi dos años y medio para que el Juzgado de Familia de Goicoechea le programara una audiencia para intentar conciliar con su aún esposa el monto de la pensión alimentaria.