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Cada noche, Hakar Mustafa cambia su Kalashnikov de combatiente kurdo por una libreta y un bolígrafo, para aprender a leer y a escribir cerca de la línea de frente con los yihadistas, en el norte de Irak.


Unos 150 peshmergas partieron el martes de su base en el norte de Irak para llegar, vía Turquía, a la ciudad siria de Kobane y ayudar a los combatientes kurdos que resisten a los yihadistas desde hace más de 40 días.