El estado mexicano de Guerrero, un destino privilegiado para miles de turistas cada año, es hoy epicentro de una intensa sacudida originada en el submundo de las drogas y la corrupción policial. Así, las imágenes de Acapulco y de tantas otras atracciones naturales se ensombrecen con creciente frecuencia por hechos cruentos cuyo impacto en las estadísticas del turismo no se hacen esperar.