Si en lugar de controlar el gasto se sigue haciendo “justicia” mediante la equiparación de privilegios, la Caja pronto entrará en una crisis como la del 2010.
La Asamblea Legislativa no debe actuar como una fábrica de ventajas gremiales.
No todo empleado público goza de ventajas desmedidas. Por el contrario, muchos se ven obligados a pagar los platos rotos.