Una antigua tradición japonesa se instaló, durante dos días, en pleno San José. Risas, sonrojos y algo de picardía se cocinaron juntos en el Kanamara Matsuri.
Una antigua tradición japonesa se instaló, durante dos días, en pleno San José. Risas, sonrojos y algo de picardía se cocinaron juntos en el Kanamara Matsuri.