La fiebre por los simuladores de carreras no hace más que crecer de forma vertiginosa. En Costa Rica, cientos de personas se profesionalizan y compiten al más alto nivel, en una disciplina que proliferó desde la pandemia.
La fiebre por los simuladores de carreras no hace más que crecer de forma vertiginosa. En Costa Rica, cientos de personas se profesionalizan y compiten al más alto nivel, en una disciplina que proliferó desde la pandemia.