El que no vive para servir, no sirve para vivir. Lo atenazaba el frío y la desesperación le infundía valor para acabar con esa vida de batallas inútiles.
El que no vive para servir, no sirve para vivir. Lo atenazaba el frío y la desesperación le infundía valor para acabar con esa vida de batallas inútiles.