Sus ojos están llenos de ilusión. Su emoción, las risas y su carisma lo dice todo. Hoy no se llamaron Salma o Kevin, hoy fueron Serena Williams o Novak Djokovic.
Sus ojos están llenos de ilusión. Su emoción, las risas y su carisma lo dice todo. Hoy no se llamaron Salma o Kevin, hoy fueron Serena Williams o Novak Djokovic.