Después de que la Constitución Política ordenó elevar de un 6% a un 8% del PIB el presupuesto para la educación, los flujos de dinero para construir o mejorar centros educativos casi se han triplicado, aunque de forma intermitente.
Después de que la Constitución Política ordenó elevar de un 6% a un 8% del PIB el presupuesto para la educación, los flujos de dinero para construir o mejorar centros educativos casi se han triplicado, aunque de forma intermitente.