Limón es una provincia que tiene economías y problemas muy distintos que no se han atendido bien. Así de claro fue Jorge Vargas Cullel, investigador del Estado de la Nación.
Para el especialista, el Gobierno no ha sabido explotar las diferencias entre los seis cantones del Caribe, y eso allana el camino al flagelo del narcotráfico.
Ante realidades diversas –dijo–, cuando el Estado y las políticas públicas no se hacen presentes, y tampoco hay una fuerte inversión privada, se crea una especie “de tierra de nadie, donde todo el mundo mete la mano”.
Así, por ejemplo, el cantón de Guácimo se dedica a la agroexportación de banano y piña, mientras que el Central de Limón más bien gira en torno a servicios generados por el puerto.
Al sureste, en Talamanca, la producción artesanal y el cultivo de plátano son característicos, en tanto el turismo es fuerte en el Caribe sur y en Tortuguero (Caribe norte). Mientras, Barra del Colorado, en el extremo noreste de la provincia y limítrofe con Nicaragua, subsiste abandonada.
Todos esos sectores del Caribe se enfrentan con problemas comunes como el descuido del ambiente, la inseguridad ciudadana, el desempleo y las drogas.
A cuentagotas. Néstor Matis, alcalde de Limón, afirmó estar al tanto de tal realidad.
Para satisfacer la necesidad de trabajo, indicó, hay que apuntar hacia la generación de nuevas fuentes de empleo, especializado.
Este objetivo topa con un obstáculo: solo el 21,2% de la población de 24 a 39 años concluyó la secundaria, según el Estado de la Nación.
El alcalde manifestó que apoya proyectos de trabajo para mano de obra no calificada. Así, 30 mujeres salen a limpiar las calles de la ciudad a la 1 a. m. “Con eso le damos trabajo a estas jefas de hogar”.