El mensaje del cardenal mexicano Francisco Robles Ortega al país en su homilía, ayer, por la festividad de la Virgen de los Ángeles fue directo y sin rodeos: “La vida humana merece respeto, es nuestra afirmación categórica”.
Eran las 11:02 a. m. y la explanada de la basílica de los Ángeles estaba repleta de fieles. La presidenta de la República, Laura Chinchilla, junto con su marido, José María Rico, estaban cerca del cardenal y de las altas autoridades de la Iglesia católica.
El cardenal hablaba con una voz pausada y firme: “Afirmamos que todo ser humano, desde su gestación, recibe la vida de Dios y solo Dios decide su fin. El quitar la vida al bebé en gestación es un asesinato”.
La demanda está interpuesta ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y expone al país a indemnizaciones millonarias a las parejas afectadas, así como a la obligación de emitir legislación que permita la técnica de FIV.
La fecundación in vitro permite la unión de los óvulos con los espermatozoides en un laboratorio, y está prohibida en Costa Rica por una sentencia de la Sala Constitucional en el 2001.
El Poder Ejecutivo convocó para este mes el proyecto de ley que permitiría la FIV. Sin embargo, el plan no tiene el visto bueno de la Iglesia católica.
“Cada nuevo ser concebido es portador de un destino único e irrepetible, el ser humano es una realidad sagrada que no puede profanarse, es un misterio que debe ser acogido y respetado”, agregó el prelado ayer.
La objeción de la Iglesia al plan de los diputados radica en que el proceso de la FIV provoca la pérdida de óvulos fecundados, lo cual es considerado como un asesinato.
Un incompleto cuerpo ministerial escuchaba la misa. Algunas ausencias, como la de la ministra saliente de Salud, María Luisa Ávila, eran evidentes.
En octubre del 2010, Chinchilla había enviado un plan al Congreso que tenía el visto bueno de la Iglesia, pero no de los diputados defensores de la FIV ni de las parejas que reclaman ese método, por lo que se descartó el proyecto.
El texto actual está en discusión legislativa, y ayer Chinchilla recalcó que, si bien recibe con respeto las observaciones del enviado del Papa, aceptará la “decisión a la que los diputados puedan llegar”.
Las manifestaciones del enviado del Papa se dejaron oír en toda la explanada de la basílica, en medio del silencio de los fieles, mientras del cielo caían pétalos de flores lanzados desde el avión