Quince de los 81 cantones del país concentraron en el 2009 el 60% de las muertes en accidentes de carretera, reveló una estadística del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) y la Policía de Tránsito.
Los datos muestran que el año pasado fallecieron 665 personas en vuelcos, atropellos y choques y, de ellas, 399 murieron en 15 cantones específicos (el 18% de todos los cantones).
Estos, según la provincia a la que pertenecen, son San José, Vázquez de Coronado y Pérez Zeledón; Alajuela y San Carlos; Pococí y Limón; Puntarenas y Osa.
Se suman Nicoya, Liberia, Carrillo y Santa Cruz, y se completa la lista con Heredia y Sarapiquí.
En esos cantones también se cruzan las carreteras más importantes del país, tanto las que conducen a las fronteras y sirven para el tráfico internacional de carga, como rutas que llevan a zonas de recreo en playas y montañas.
Entre las vías más importantes destacan las rutas 1 (Peñas Blancas, frontera norte) y 2 (Paso Canoas, frontera sur), la 32 (Guápiles – San José). También la que une a San Carlos con Guápiles y las recién estrenadas carreteras Costanera Sur y Caldera-San José.
Por último, el tramo Limonal – Tempisque (Guanacaste) y Muelle de San Carlos – Pocosol – Los Chiles, en la zona norte.
El cantón de San José aparece a la cabeza con 41 muertes y en las restantes posiciones están Alajuela (32), San Carlos (30), Puntarenas (19), Sarapiquí (17), Limón (14), Pérez Zeledón (14) y Pococí (13).
También hay un irrespeto a la señalización vertical y horizontal, pues es frecuente que haya choques por invasión de carril en trayectos donde está prohibido el adelantamiento. Ese es el caso de la ruta 32 o Braulio Carrillo.
En el caso de San Carlos, que ocupa el tercer puesto como uno de los cantones con mayor siniestralidad, se mezclan una red de vías muy extensa y muy “compleja” y muy pocos oficiales en carretera.
Para la zona norte (5.500 kilómetros cuadrados) apenas hay 25 oficiales. En comunidades de San Carlos y Sarapiquí las estadísticas muestran cantidad de motociclistas fallecidos que, por lo general, circulan a exceso de velocidad y sin casco. El ministro Jiménez reconoció que la Policía de Tránsito descuidó la vigilancia activa, que implica hacer recorridos frecuentes en los corredores más peligrosos.
“Es más fácil que usted vea a un inspector con un radar haciendo controles de velocidad que haciendo vigilancia activa. Muchas veces eso tiene que ver con que se les acaba la dotación de combustible antes de que termine el mes”.
No obstante, esto implica más estudios técnicos, por parte de Ingeniería de Tránsito. Mientras, el Tránsito cifra sus esperanzas en reforzar su plantel de oficiales. En la actualidad tiene 900. Pero, según Jiménez, se necesitan 600 más.
El salario de este nuevo grupo debería financiarse con una parte del dinero recaudado por infracciones a la ley de tránsito.
Aparte, el MOPT deberá buscar financiamiento para dotar al grupo de 300 motos, 300 carros, medidores de alcohol y radares. “Tengo que buscar la plata”, dijo Jiménez.