De los nueve partidos políticos que presentaron candidaturas presidenciales en el 2010, solo cuatro tienen organizaciones amplias que van más allá de lo que exige el Código Electoral.
Se trata de Liberación Nacional (PLN), la Unidad Social Cristiana (PUSC), Acción Ciudadana (PAC) y el Frente Amplio, dice el Decimonoveno Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible .
Además de la estructura mínima, que incluye asambleas territoriales y tribunales internos, estas agrupaciones cuentan con instancias adicionales para promover el quehacer político.
Tal es el caso de directorios políticos, congresos ideológicos, secretarías u organizaciones de representación para movimientos como juventud o cooperativistas.
Otros tres partidos están en un nivel intermedio porque, aunque sus estatutos nombran a algunas de esas instancias adicionales, no se les da un mandato claro ni se les dota de funciones.
Ese es el caso del Movimiento Libertario, Alianza Patriótica e Integración Nacional (PIN).
En un tercer grupo, están los partidos cuyas estructuras se apegan únicamente a la organización territorial que exige la legislación electoral: asambleas cantonales, provinciales y nacional, así como comité ejecutivo y tribunales internos.
En esa condición están Accesibilidad Sin Exclusión (PASE) y Renovación Costarricense.
Para el Estado de la Nación , en general, las organizaciones partidarias están muy debilitadas y eso tiene consecuencias.
“Cuando hay partidos políticos débiles en organización, el sistema político tiende a mostrar alta volatibilidad, conflictividad en la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, ineficiencia de las políticas públicas y emergencia de outsiders o candidatos antisistema. La mayoría de estos rasgos se viene observando en Costa Rica durante la última década”, menciona el estudio.
El documento también critica que, pasadas las elecciones, las estructuras de los partidos se achican y buena parte de sus instancias se desactivan. Se limitan, entonces, a mantener la sede central (cuando existen), a sufragar gastos operativos básicos y a organizar actividades aisladas, principalmente, en el Valle Central.
Además, las agrupaciones no se sostienen económicamente por su militancia ni tienen registros formales de sus integrantes, añade el Estado de la Nación .
Ese factor limita la comunicación con quienes conforman la agrupación, aparte de que los esfuerzos para allegar nuevos miembros son informales.
Por otra parte, los partidos dedican pocos recursos a la educación política de sus militantes. Solo existen programas regulares de formación ideológica en el Frente Amplio y en Renovación.
En las demás agrupaciones, la instrucción política es débil y se basa en actividades que se organizan de manera intermitente.