Antes no había embajador de la Unión Europea (UE) en Costa Rica. Lo que había era un encargado de negocios y eso en la política exterior tiene algún significado.
Por eso, el diplomático español Pelayo Castro, se esfuerza en remarcarlo. Es el primer embajador de la UE residente en Costa Rica y desea mostrarse como señal de un nuevo empuje en las relaciones, a pesar de una serie de desafíos que él explicó en esta entrevista realizada el jueves 17 de setiembre.
Castro, quien participó en el diseño del Servicio Exterior de la UE ratificado en el Tratado de Lisboa (2007), ve también un reto aprovechar y completar el Acuerdo de Asociación entre la UE y Centroamérica (AACUE), acordado en el 2010 con componentes comercial, político y de cooperación, aunque hasta ahora solo está vigente el de comercio y a medias. Hay desafíos, repite.
¿Por qué un embajador de la Unión Europea (UE) en Costa Rica justo ahora?
Es una señal de excelentes relaciones y de reconocimiento a Costa Rica como un país socio, con el que compartimos pasado y futuro. Es un momento de oportunidad con el Acuerdo de Asociación, con una nueva oficina comercial regional.
¿Por qué hasta ahora nombran embajador residente?
Había una presencia de la UE que se enfocaba mucho en la cooperación, pero soy el primer embajador después del Tratado de Lisboa. La UE ha reforzado su presencia en el exterior, ahora con un Servicio Exterior europeo, el que yo contribuí a crear. Ahora se supera esa herencia basada en la cooperación; ahora son relaciones más integrales, con un foco político muy fuerte.
La alta representante de la UE, Federica Mogherini, habla de una nueva etapa en la relación. ¿Qué significa eso?
Lo resumo en tres aspectos: Costa Rica es nuestro socio comercial y económico principal en Centroamérica. En el aspecto político queremos desarrollar la agenda compartida para concertar temas globales; vemos la vida de una manera similar en derechos humanos, en cambio climático, seguridad ciudadana...
Hace 10 o más años la UE era otra, casi un punto de equilibrio ante EE. UU., pero ahora es distinto. Está el poder de China y, además, la UE tiene tareas internas pendientes. ¿Qué fuerza tiene la UE como contraparte?
Estamos en momento de desafío, pero la UE es más necesaria que nunca. Es una respuesta al pasado para superar conflictos y guerras y procurar la reconciliación. Los problemas de Grecia, la migración, que es un problema serio, solo tienen solución en conjunto. Es cierto que la UE da la idea de estar muy focalizada en sus problemas internos , pero estas crisis fortalecen más.
¿Sigue entonces la UE siendo esa contraparte tan sólida?
Estoy convencido de que lo es todavía más. Hoy la relación de la UE con Latinoamérica es más necesaria y estratégica que nunca. Estoy de acuerdo con usted en que por la crisis ha estado un poco focalizada en lo interior, pero con el Servicio Exterior intentamos que la UE complemente su peso económico. Somos la primera economía en el mundo. Más de 500 millones de consumidores, una economía de 14 trillones de euros, el principar inversor en el mundo..., pero queremos ser esa potencia exterior. Las negociaciones con Irán, la cumbre COP21 y los Balcanes son casos que demuestran que somos un socio internacional cada vez más necesario y más político.
¿Qué propone la UE para Costa Rica en esta etapa?
Queremos llenar de contenido el Acuerdo de Asociación. No somos un socio como China o Estados Unidos; es una relación diferente, más integral. También queremos ser más pragmáticos a la hora de defender posiciones comunes en foros internacionales, con una mayor concertación política, además de cambiar el chip de la cooperación, para hacer planes juntos. No venimos a dar lecciones a nadie.
¿Por qué varios países de la UE no han ratificado el eje de cooperación y diálogo del Acuerdo de Asociación?
Lo han ratificado los seis socios centroamericanos y 14 países de la UE. Para nosotros es una prioridad y hemos hecho un llamado para que la ratificación avance lo más pronto, respetando las instancias nacionales de los 28 estados miembros.
¿Por qué no se ha aprobado?
Cuestiones procedimentales . Son mecanismos diferentes en cada país, cada parlamento o gobierno, pero no he detectado razones de fondo.
Lo comercial es lo único vigente, ¿cómo lo evalúa?
En Costa Rica entró en vigor solo desde octubre del 2013. Es un periodo corto y la coyuntura no ha sido coadyuvante en UE con la crisis económica, y en Costa Rica ha enfrentado desafíos, como la salida de (la fábrica de) Intel.
¿Se ha aprovechado?
Creo que no. Debemos ser autocríticos y aceptar que tenemos trabajo por delante para beneficiar pequeñas y medianas empresas, ahora que la coyuntura económica está cambiando. Hay un potencial muy grande en muchos ámbitos.
¿Es complicada Costa Rica en lo político?
No diría eso. Aquí hay elecciones ininterrumpidas desde el 49; yo vengo de un país con una tradición mucho más corta. Ahora, el sistema de gobernanza siempre es mejorable, pero lo es en todo el mundo. Tenemos problemas parecidos en la conexión de ciudadanos e instituciones. Debemos regenerar la democracia y hacerla más accesible. Esa es una agenda que compartimos. Estamos recibiendo mensajes de que nuestras democracias maduras deben continuar regenerándose, porque hay aspiraciones sociales, sobre todo de jóvenes, que no están siendo respondidas por las instituciones. Es un trabajo diario.
¿El transporte público aquí?
Es un desafío. Me habían advertido de que el parque automovilístico había crecido mucho y ya he sufrido las presas. Sorprende la cantidad de tráfico y el desafío de la infraestructura para este país y el transporte público, que es una necesidad democratizadora y ecológica.
¿Cómo explica la posición de Europa frente a la crisis de los refugiados y migrantes?
Lo primero es ser realista y aceptar que es un problema de magnitud enorme. La población siria está entre la amenaza de ISIS y el gobierno de Assad y el éxodo de proporciones históricas toca a los países vecinos. Ha sido un choque fuerte para Europa; un test para nuestra solidaridad. Tenemos que generar un consenso entre los 28 miembros y eso no es fácil, pero tengo la confianza de que Europa saldrá de esta crisis más solidaria y más fuerte. La Comisión Europea está haciendo un trabajo muy fuerte. Se han aceptado 40.000 y buscamos consenso para otros 120.000; somos el mayo donante y estamos creando un nuevo fondo para África de 1,2 millones de euros. No hemos hecho suficiente, pero a pesar de la imagen de desencuentro y ruido, vamos a ser capaces de generar consensos. Es un examen para ser una Unión Europea más unida y más europea.