Con un coctel en el Museo Nacional al que llegó 40 minutos tarde, Laura Chinchilla dejó atrás sus noches de anfitriona en eventos oficiales como presidenta de la República.
Chinchilla, que hoy entrega su cargo a Luis Guillermo Solís, cumplió con la costumbre política que deja en manos del mandatario saliente la organización de un agasajo para los invitados especiales al acto de traspaso de poderes.
La gobernante evadió a la prensa al ingresar por una puerta alterna y no por la utilizada por el resto de los participantes en la actividad. Una vez que ingresó al Museo, la lluvia se hizo presente.
Aun así, ella no fue la última en llegar al antiguo Cuartel Bellavista. Nueve minutos después, arribó el príncipe Felipe de Borbón, heredero de la Corona española.
Sin asistentes de protocolo que indicaran quién era quién entre los invitados, ni mayor orden del que podía poner un atareado agente de seguridad, los invitados ingresaron por la puerta oeste del Museo.
Entre los visitantes extranjeros que estarán presentes mañana en el acto de entrega de poder, sobresalió el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.
También se presentaron el exsecretario general iberoamericano Enrique Iglesias y el presidente electo de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén.
El coctel es un acto protocolario en el que, además de los delegados de otras naciones, participan los miembros del gabinete del Gobierno saliente.
En este sentido, fueron varios los ministros y exministros que compartieron con Chinchilla en esta última noche, entre ellos, el desde hoy exministro de la Presidencia, Carlos Ricardo Benavides.
A pie y abierta a dialogar llegó la exvicecanciller Gioconda Ubeda, quien afirmó que volverá a su plaza como directora jurídica en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
También acudió la jerarca de Comercio Exterior de la administración 2010-2014, Anabel González, junto a su esposo Francisco Chacón, exministro de Comunicación y exdiputado, así como el exministro de Hacienda, Fernando Herrero y su esposa Florisabel Rodríguez, exasesora de Chinchilla.
La actividad estaba planeada para extenderse hasta las 9 p. m.