Los 1.500 trabajadores de la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) pueden cobrar cuantas horas extra deseen y convertirlo en una práctica habitual.
En vez de un recurso excepcional, las jornadas extraordinarias allí pueden ser un ritual común con solo que un trabajador decida concluir más tarde de lo usual su día de trabajo.
Esto ocurre gracias a la existencia de un artículo de la convención colectiva de Japdeva, que data del año 1973, la cual se busca renegociar para prevenir desequilibrios financieros.
Hárold Villegas, viceministro de Trabajo, declaró ayer que las horas extra no pueden ser permanentes porque incluso pueden crear adicción o dependencia y también afectan las finanzas.
“Los funcionarios no pueden, si quieren, quedarse trabajando todos los días hasta las 10 p. m. y así, todos los días, cobrar esas horas extra. Esto debe revisarse en Japdeva”, señaló Villegas.
La Comisión de Políticas para la Negociación de Convenciones Colectivas recomendó en diciembre revisar ese aspecto: “El pago de horas extra no puede darse de manera permanente”, advirtió.
Desde el 2008, la Contraloría General de la República alertó a Japdeva de que “no está permitido por el ordenamiento jurídico la consolidación de situaciones de jornadas extraordinarias permanentes, pues eso desnaturaliza la figura del tiempo extra”.
En ese año, Japdeva tenía 1.000 empleados para operar los muelles de Limón y, para reducir el pago en extras, se contrataron más servidores (al menos 171 ese año). Pero la existencia de más personal no redundó en bajar el gasto en tiempos adicionales.
Ann McKinley, presidenta ejecutiva de Japdeva, recalcó ayer que su gestión se ha esforzado por racionalizar el pago de extras.
Según dijo, ahora el pago depende de la planificación y agregó que eso se hace con anticipación. Añadió que se ha reducido bastante la erogación por extras en el último año, pero alegó no tener a mano el monto, el cual se obtendría hasta el martes.
En la operación portuaria hay turnos de ocho horas, dos de ellos que abarcan una porción de la noche, por lo que en la entidad se ven como nocturnos.
Leroy Pérez, vocero del Sindicato de Trabajadores de Japdeva (Sintrajap), aseguró que los horarios nocturnos no pueden exceder las seis horas, por lo que siempre se cobran dos horas extra.
“Así lo establece el Código de Trabajo. En realidad, hoy en día hay muy poco tiempo extraordinario”, aseguró Pérez.
En Japdeva, las primeras cuatro horas extra se pagan a tiempo y medio, y las restantes, al doble.
Reducciones. Otra reforma planteada a la convención colectiva es eliminar un bono de casi ¢34.000 que se les paga a los trabajadores por acudir en días feriados. Hoy un trabajador que labore en un día libre de ley, devenga tres veces su salario por jornada.
Otro cambio perseguido es la reducción del subsidio para la comida de los empleados, de un 100% a un 50%, así como la eliminación del beneficio de una caja de leche que se le da al empleado que así lo pida a cambio de la comida a la cual tiene derecho.
Japdeva pidió el 29 de octubre negociar la convención colectiva tras una orden del presidente Luis Guillermo Solís.