Otro día tendrá que ser el careo entre el exministro Francisco Jiménez y el exdirector del Conavi, Carlos Acosta, ante una comisión de diputados que indaga irregularidades en la construcción de la trocha fronteriza con Nicaragua.
No será hoy. El exjerarca del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) salió del país este domingo por la tarde y ayer por la mañana avisó a los diputados, mediante un correo electrónico, en el cual no informa sobre el motivo de su viaje, su destino ni la fecha de regreso.
El exministro, que la semana pasada compareció por primera vez y negó ser responsable de los desmanes administrativos en la construcción de la trocha, dijo que está dispuesto a asistir otro día y pidió incluso que le manden las preguntas por escrito.
La diputada presidenta de la Comisión de Ingreso y Gasto Público, Patricia Pérez (Movimiento Libertario), calificó como “una mala señal” el aviso de Jiménez, quien en su primera comparecencia, el martes 14, aseguró que la decisión de construir la trocha fronteriza “no se tomó en plaza Víquez; esa decisión se tomó en Zapote”.
Los legisladores quedaron, sin embargo, con dudas y lo esperaban hoy. En actas consta la convocatoria para las 9 a. m. y él aceptó.
“Estoy sorprendida. Él está dejando pasar su oportunidad de explicar si es que no tiene responsabilidad en lo que pasó”, dijo Pérez.
La convocatoria de Carlos Acosta se mantiene, pero ahora la compartirá con Manuel Serrano, director regional del Conavi, confirmó Pérez. Así, en dúos o tríos, serán las convocatorias restantes para evitar que cada compareciente llegue a culpar a otros, según ella.
Esta comisión también envió invitación a funcionarios del Ministerio Público para que presencian las comparecencias y nutran así la investigación penal abierta sobre los problemas de la trocha.
La trocha tiene una extensión de 160 km y va paralela al río San Juan. El Gobierno ha invertido $40 millones. Su construcción se dio tras el conflicto por la invasión a isla Calero, en el Caribe norte, y su propósito es evitar que los pueblos fronterizos dependan de la navegación por el San Juan para comunicarse.