No hay certeza de cómo, cuándo ni por qué salieron de Costa Rica. Algunas ni siquiera dejaron el país, pero estuvieron durante muchos años en manos privadas y desprovistas de una adecuada conservación.
Miles de objetos fabricados por nuestros antepasados precolombinos han sido extraídos ilegalmente y el proceso para su recuperación ha sido engorroso, pero con un final feliz.
La exposición El retorno de lo nuestro, en el Museo Nacional, es una selección de 100 piezas precolombinas en piedra, cerámica y jade que fueron recuperadas por diferentes vías y que ahora están bajo custodia de dicha institución.
“La Ley de Patrimonio Nacional Arqueológico, de 1981, establece que los bienes arqueológicos pertenecen al Estado costarricense, el cual es responsable de su conservación y protección”, explicó la curadora de la exposición, Marlin Calvo.
Por primera vez, El retorno de lo nuestro exhibe al público piezas que estuvieron durante mucho tiempo en manos privadas en colecciones dentro y fuera del país y que fueron recuperadas por el Museo Nacional.
“Muchas de ellas son producto de procesos judiciales muy largos, decomisos, sucesiones mortuorias y otras por entrega voluntaria de sus propietarios”, detalló Calvo.
Por ejemplo, los visitantes podrán conocer varias de las piezas que estuvieron en poder de un coleccionista de apellido Jiménez, durante 40 años.
En el 2012, el Estado logró recuperar 81 de esos objetos, tras un fallo dictado por la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia. También se muestran algunos ejemplos de un lote que fue decomisado en el 2001, en el aeropuerto Juan Santamaría.
De acuerdo con la curadora, los objetos seleccionados presentan características excepcionales en cuanto a sus dimensiones y diseños.
“Esta es una muestra representativa de la gran diversidad que ofrece el patrimonio arqueológico del país. Las piezas escogidas tienen una estética muy particular y algunas de ellas son muy difíciles de hallar, incluso en la colección del Museo”, agregó.
Por ejemplo, los llamados metates “de paneles colgantes” son objetos en piedra con diseños muy elaborados.
“Se llaman así porque el decorado cuelga de plato superior. Esos ornamentos estaban compuestos por varios elementos que narraban una historia. Estos metates son originarios de la vertiente atlántica y son únicos en América”, explicó la curadora. También destacan esculturas de guerreros, asientos de piedra, metates ceremoniales, vasijas decoradas, trípodes, jarrones de gran tamaño, cabezas de felinos y una esfera de 21 centímetros de diámetro.
Algunas piezas lograron “sobrevivir” a situaciones adversas y guardan huellas de esas batallas. A uno de los metates, de tipo “marimba” (por su forma), le falta un pedazo.
La muestra estará abierta hasta octubre del 2015 y se puede visitar de martes a sábado, de 8:30 a. m. a 4.30 p. m. y, domingos, de 9 a. m. a 4.30 p. m. La entrada al Museo Nacional cuesta ¢1.500 para nacionales y $8 para extranjeros.