Martes 19 de marzo... Un selecto grupo de amigos y parientes de Edgar Sánchez, tío del expresidente Oscar Arias, se reunió en un albergue -ubicado en Sacramento de San José de la Montaña- para festejarle su cumpleaños.
Este almuerzo privado habría pasado inadvertido de no ser por un gran detalle. Entre brindis y aperitivos, surgió una idea que siete días después culminó con la aprobación, en primer debate, del proyecto de garantías económicas.
Tres comensales de la fiesta de don Edgar aprovecharon una plática cordial pero intensa para "pelotear" sobre la posibilidad de que una comisión conformada por diputados afines al contenido del proyecto buscara un acuerdo definitivo.
La propuesta fue hecha por los exmandatarios Oscar Arias y Mario Echandi a Abel Pacheco, presidente del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), quien se comprometió a transmitirla con diligencia a Miguel Angel Rodríguez -aspirante presidencial-.
Arias confirmó a La Nación que al día siguiente, a las 8 a.m., recibió una llamada telefónica para anunciarle el visto bueno de Rodríguez. Esa misma tarde se integró la comisión con cuatro diputados pero después subió a cinco.
Esta gestión de los expresidentes no fue la única que se realizó para evitar la muerte de las garantías económicas. Pero, sin embargo, resultó ser la más exitosa de cuantas se pusieron en marcha durante las últimas semanas.
Los esfuerzos efectuados en diversos niveles por Gobierno, oposición, diputados y grupos empresariales se suman a un complejo engranaje de negociaciones que, al parecer, ayudaron a preparar el terreno para el consenso.
Fuentes de la Casa Presidencial informaron que el mandatario José María Figueres y su primer vicepresidente, Rodrigo Oreamuno, sostuvieron intensos contactos "al más alto nivel" con el PUSC en procura de hallar una salida.
El Presidente, sin duda, fue uno de los grandes ganadores con la aprobación de la iniciativa, dado que logró honrar el compromiso público que adquirió al anunciar que haría "hasta lo imposible" para que se tramitara la reforma.
Mientras tanto, los congresistas del PLN y del PUSC reclaman la paternidad de la aprobación final de las garantías pues aseguran que fue fruto de una negociación "estrictamente parlamentaria" en la que cada bando cedió y ganó.
Genesis
En aquella reunión de cumpleaños Arias le habría comentado a Abel Pacheco la necesidad de rescatar las garantías.
"Le insistí que en la vida se requiere más valor para coincidir que para discrepar y que hiciéramos un último esfuerzo en total privacidad para no echarlo a perder", relató, el pasado viernes a las 2:20 p.m., antes de salir del país.
Arias, al igual que Echandi, le pidieron entonces a Pacheco que le propusiera a Miguel Angel Rodríguez que cada bando nombrara dos diputados para buscar un texto de consenso.
"Don Miguel Angel estuvo muy anuente a atender las inquietudes de don Oscar y don Mario... Entiendo que, a raíz de mis oficios, él se entendió directamente con don Oscar y ya ve usted que todo salió muy bien", relató Pacheco.
No fue posible consultar a Rodríguez pues su secretaria, Marielos Azofeifa, informó que está fuera de Costa Rica y que no volverá hasta el 9 de abril. Entre tanto, Echandi se hallaba el viernes en Puntarenas.
Arias afirmó que tomó cartas en el asunto ante el peligro de que la reforma constitucional -incluida en el pacto Figueres-Calderón- fuera descartada. Otros, en privado, perciben un "cálculo político" en su actuación.
La noticia sobre la reactivación de las negociaciones legislativas -pero ante todo la identidad de sus promotores- se manejó con suma discreción ante la Casa Presidencial y la Asamblea Legislativa.
Rodríguez escogió para la comisión a los socialcristianos Bernal Aragón, jefe de fracción, y Rodolfo Méndez. Entre tanto, el oficialismo designó a Luis Gerardo Villanueva, jefe de bancada, y a Rolando González.
Trascendió que estas figuras no fueron elegidas al azar. Todos conocían la materia por tratar, comulgaban con el fondo del plan y tenían una excelente relación entre sí para buscar puntos de equilibrio en la negociación.
A este grupo se le unió poco después Antonio Alvarez, presidente legislativo. Desde ese momento -miércoles 20 de marzo en la tarde- la bola quedó en manos de un pequeño grupo de legisladores.
La comisión sostuvo el jueves, de 6:30 p.m. a 9 p.m., una reunión exploratoria en la Presidencia del Congreso, y el domingo se vieron en el mismo lugar, entre las 9 a.m. y el mediodía, para definir un borrador conjunto.
Aragón sostuvo que Figueres, Rodríguez y el expresidente Rafael Angel Calderón no tuvieron ninguna injerencia en estas pláticas. Reconoció, eso sí, que a los dos últimos se les informó, en forma constante, de todo lo acordado.
Un criterio similar externaron Rodolfo Méndez, Antonio Alvarez y Luis Gerardo Villanueva.
Malestar
Durante la mañana del lunes 25 de marzo se le dieron los últimos retoques al borrador de garantías económicas. Dicho documento fue fruto de un intenso "estira y encoge", en el que los dos bandos tuvieron que ceder.
El PUSC aceptó que no se impusieran límites constitucionales al endeudamiento interno y que tampoco se especificara que la nueva autoridad reguladora de servicios públicos quedará exenta de las directrices del Ejecutivo.
Por su parte, el PLN acogió una propuesta de Rodolfo Méndez para que el proyecto rija hasta 1999 y desistió de la idea de que los gastos no operativos en salud y educación pudieran ser financiados con bonos y empréstitos.
Estas últimas dos concesiones molestaron a algunos diputados del PLN cuando el texto fue conocido en su fracción. Uno de ellos fue Ottón Solís, quien cuestionó el "repentino" cambio de opinión de sus compañeros.
"Me parece que esta fue una negociación en la cual el Poder Ejecutivo aceptó aspectos neoliberales importantes para la Unidad Social Cristiana. Y la Unidad cedió para que no entren a regir en este gobierno", aseveró.
Dicho malestar alertó a la cúpula del oficialismo y la Casa Presidencial sobre un posible sabotaje de la votación.
Solís reconoció que él fue uno de los parlamentarios llamados por Figueres y que hubo "presiones a granel". Edelberto Castilblanco dijo en el plenario que el Presidente le pidió votar el plan pero que decidió salir del recinto para no fallarle a él "ni a mis principios".
Allegados al mandatario afirman que su principal acierto es haber impedido que las garantías económicas se archivaran y mantener un intenso contacto con los jerarcas del PUSC.
Dicha iniciativa, una de las más polémicas de los últimos años, había sido condenada al archivo el 13 de febrero debido a que no obtuvo los votos suficientes en el primer debate. Pero Figueres y algunas gestiones de "actores externos", como reconocieron algunos de sus allegados, se encargaron de darle vida a un muerto al que solo faltaba escribirle su epitafio.
Los protagonistas
Además de los cinco diputados que integraron la última comisión que estudió el proyecto de garantías económicas, otras cinco figuras políticas tuvieron un aporte determinante para el desenlace final:
Oscar Arias
(exmandatario)
-Le propuso a Miguel Angel Rodríguez la creación de una instancia con cuatro legisladores identificados con el contenido del proyecto para tratar de llegar a un texto de consenso.
José María Figueres
(presidente)
-Evitó que el proyecto de garantías económicas fuera enterrado por completo al sacarlo el 15 de febrero del plenario.
-Mantuvo contactos permanentes con la oposición y la bancada del PLN para tratar de abrir canales de negociación.
-Avaló la integración de la instancia parlamentaria y llamó a congresistas del PLN para que votaran a favor del plan.
Miguel Angel Rodríguez (aspirante presidencial del PUSC)
-Avaló la iniciativa de Arias y Echandi al tiempo que sugirió los nombres de los diputados Bernal Aragón y Rodolfo Méndez para la comisión.
Mario Echandi (exmandatario)
-Secundó la iniciativa de Arias y ayudó a convencer a Abel Pacheco sobre la propuesta de la comisión de diputados.
Abel Pacheco (presidente del PUSC)
-Sirvió como enlace de los expresidentes Arias y Echandi para comunicarle a Miguel Angel Rodríguez la propuesta tendiente a crear una nueva instancia legislativa.