Por su mística, el docente pensionado José María Campos Morera, vecino de Atenas, fue galardonado con el premio Carlos Luis Sáenz Elizondo, que entrega la Junta de Pensiones y Jubiliaciones del Magisterio Nacional (Jupema).
Este reconocimiento se otorga anualmente a una persona pensionada o jubilada, en reconocimiento a sus aportes en beneficio de la educación costarricense, a las obras sociales y culturales del país.
Durante su trayectoria como educador, Campos fue maestro de primaria, director de escuela, sub director general de educación permanente, director general de educación de adultos y director del departamento de educación no formal de adultos, entre otros.
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Su labor para la alfabetización y educación de adultos que no tenían mayor instrucción fue uno de sus pilares durante su vida laboral. También es autor y coautor de varios libros y folletos educativos.
"Este premio significa para mí que el trabajo que le he dedicado a la educación es reconocido. Lo que más me satisface es que yo casi siempre lo he hecho sin pensar en que se me hiciera ningún reconocimiento", indicó el galardonado.
Y agregó: "siempre lo hice con buena voluntad, porque yo sé que nos debemos a los demás, nos debemos a los niños, a los jóvenes y a los adultos. Para mí significa que estoy devolviendo algo del Ministerio de Educación, de la Escuela Normal, de los padres de familia e incluso, de mis alumnos de las Universidades Nacional y la de Costa Rica".
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El galardonado dijo que le dedicaba su premio a su maestra de quinto y sexto grado, su prima, Virginia Campos Arredondo, quien fue premio Mauro Fernández.
“Ella, con su voz suave, nos enseñó lo más valioso: el respeto hacia el ser humano”, dijo don José María.
¿Quién es el ganador?
José María Campos Morera es oriundo de San José de Atenas. Allí realizó su primaria y secundaria.
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De niño vivió la pobreza. Durante años fue al colegio caminando descalzo. Recorría 14 kilómetros diarios entre los viajes de ida y vuelta.
Ese esfuerzo fue meritorio: a sus 18 años obtuvo su primer trabajo en educación, en la escuela de Santa Eulalia de Atenas, donde impartió primer y tercer grado y al tiempo fue nombrado director.
Para el jurado, su entrega en distintos campos de la educación y su servicio comunal lo hicieron merecedor del reconocimiento.
Los cuatro miembros del jurado debían basar su decisión en la ejemplaridad de la labor realizada, el carácter altruista y solidario de las acciones, la trascendencia de la labor a favor del Magisterio Nacional, la entrega y el carácter abnegado de la labor y el impacto de su participación en la vida comunal.
"Usted representa, para el sector Magisterial y para la ciudadanía, los valores que dieron luz a nuestra patria: compromiso, ética, responsabilidad, respeto, honestidad y solidaridad, que también son los principios en los que se basa nuestra institución”, afirmó Róger Porras Rojas, director ejecutivo de Jupema.