Uno por uno, se van cubriendo con pintura de color gris los grafitis y mensajes que los estudiantes grabaron en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica (UCR), durante la toma del edificio, en octubre pasado.
La decisión de restaurar las paredes de esa facultad fue girada por la Administración y la Oficina de Servicios Generales de la Universidad.
Sin embargo, la medida molestó a la decana de Ciencias Sociales, Isabel Avendaño, quien mediante una misiva pidió parar los trabajos que arrancaron la mañana del pasado miércoles.
“La Oficina de Servicios Generales y la Administración universitaria están procediendo sin respetar el proceso de consulta que ha venido desarrollando la Facultad para definir cuáles intervenciones gráficas deberían permanecer”, señaló Avendaño.
Esa catedrática pactó con los estudiantes incluirlos en una mesa conformada por profesores y administrativos, para definir qué “artes” mantenerse en las paredes.
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Dicho acuerdo permitió poner fin a la toma estudiantil del edificio, que se mantuvo durante 14 días, en protesta por la medida del Gobierno de asignar ¢35.000 millones del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) al gasto de capital de las universidades públicas.
Sin embargo, la solicitud de la decana fue rechazada y los trabajos continuarán hasta el próximo domingo, cuando se prevé que se termine de pintar.
“Se está pintando y recuperando las paredes en su estado original. Lo estamos haciendo porque así nos habíamos comprometido con el Banco de Costa Rica (BCR)”, afirmó Jeffrey Dimarco, director de la Oficina de Servicios Generales.
La Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (Feucr) también reprochó la eliminación de los grafitis.
“Rechazamos categóricamente las acciones realizadas en la Facultad de Ciencias Sociales sin autorización de la decanatura, irrespetando los acuerdos con el movimiento estudiantil. No callen el arte y la denuncia. Las paredes gritan lo que no quieren escuchar”, señaló la agrupación en sus redes sociales.
El edificio, ubicado en la Ciudad de la Investigación, en San Pedro de Montes de Oca, es propiedad de un fideicomiso administrado por el BCR.
En el contrato que firmó la Universidad con dicha entidad bancaria, se establece la obligación de la institución académica, de garantizar el buen estado del edificio.
A raíz de esa relación contractual, en enero, el Banco había indicado a La Nación que “los inmuebles arrendados del fideicomiso deben permanecer conforme se entregaron”, por lo que la Universidad debía reparar los daños ocasionados por los estudiantes durante su protesta.
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Sin embargo, la decana continuó insistiendo en dejar intactos algunos grafitis y mensajes.
“Como es propio de una comunidad universitaria, la voluntad de la Facultad ha sido la de atender las diversas opiniones y posiciones, resolver a través del diálogo y dar cabida al reconocimiento mutuo sin aceptar la imposición y el irrespeto como una forma de actuación”, afirmó Avendaño.
El director de la Oficina de Servicios Generales señaló que todavía no pueden dar a conocer cuánto costará la reparación del inmueble, pues los trabajos están en proceso y los costos pueden variar.
Luego de un peritaje en el edificio, el Banco de Costa Rica también encontró otros daños menores en ascensores, cielorraso y en servicios sanitarios.
‘Arte'
Luego de que los estudiantes levantaran la toma del edificio, Isabel Avendaño afirmó, en declaraciones a Canal UCR, que esos grafitis eran "artísticos”.
“Hay expresiones bellísimas, unos murales que realmente son artísticos (...). En una sociedad consumista y materialista, es muy difícil entender que en realidad esta efervescencia estudiantil también refleja muchas frustraciones, la desesperanza de alguna forma, el desempleo como lo hemos visto, la violencia”, señaló Avendaño en una entrevista televisiva, en noviembre pasado.
Entre los grafitis y mensajes grabados por los estudiantes se encontraban algunas consignas de ideologías políticas, otros en defensa de la educación superior, así como expresiones feministas, entre otros.
También se hallaron ofensas contra políticos y miembros de la Universidad. Esos fueron borrados cuando las autoridades de la UCR recuperaron el control del inmueble.