Bruselas. AFP. El nuevo plan de ayuda de hasta 86.000 millones de euros a Grecia, que obtuvo este viernes luz verde de los ministros de Finanzas de la eurozona, deja poco margen de maniobra al gobierno de Alexis Tsipras.
El plan supone una forma de tutela que los griegos ya rechazaron en el pasado y que plantea dudas tanto en sus principios como en sus resultados.
Las cerca de 400 páginas del memorando de acuerdo, que detalla las medidas de ajuste y las reformas impuestas a Atenas a cambio de la ayuda financiera, abarca un amplio campo: reforma de la Justicia, normas de los despidos colectivos y política de transportes, entre otras.
Los controles que llevarán a cabo los acreedores –Unión Europea (UE), Banco Central Europeo (BCE), Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y Fondo Monetario Internacional (FMI– “son los mismos” de los dos rescates anteriores del 2010 y 2012, explicó Frédéric Allemand, especialista de Europa en el Instituto CVCE.
En los rescates anteriores , Grecia recibió préstamos por un total de 240.000 millones de euros ($267.360 millones).
Esta vez, las exigencias de los “acreedores son más precisas respecto a las medidas por tomar y el calendario”, aseguró .
Grecia deberá, por ejemplo, obligar a las panaderías a vender el producto fijando un precio por kilo y no por unidad, para estimular una diversificación de la oferta, o prolongar la duración legal de conservación de la leche pasteurizada en los supermercados.
Más retos. Otro elemento nuevo: la creación de un fondo de privatizaciones de 50.000 millones de euros gestionado por Atenas, pero supervisado por los acreedores internacionales.
La tutela será muy estricta, dado que los dos primeros programas de ayuda “están lejos de haber dado resultados satisfactorios”, en parte por “una puesta en práctica insuficiente” y por un contexto de “profunda recesión e inestabilidad política”, según un estudio del laboratorio de ideas Bruegel, con sede en Bruselas.
Esos riesgos económicos y políticos no han desaparecido y podrían hacer fracasar el plan.
Las exigencias de los acreedores obligarán a Grecia a “llevar a cabo estrictos recortes. Con una economía que se hunde, esto podría ser contraproducente”, consideran economistas.
Otro riesgo es el de la inestabilidad política. El nuevo programa ha causado fuertes divisiones en el gobernante Syriza , que fue elegido en enero con la promesa de acabar con la austeridad. Una división del Partido podría provocar elecciones anticipadas.