Madrid. AFP. Las bicicletas públicas irrumpieron ayer en Madrid con la intención de hacerse un espacio entre el denso tráfico de automóviles de la capital española, siguiendo los pasos de otras ciudades europeas, entre ellas Barcelona, París y Londres.
“Está bien, un poco pesada, pero teniendo en cuenta que es una bicicleta eléctrica es el peaje que hay que pagar. En los semáforos cuando arrancas, el primer impulso se nota”, expresó Miguel Ángel Delgado, un madrileño de 49 años, tras haber dado las primeras pedaladas a una de las nuevas BiciMad.
Detestada por los taxistas, la idea parece seducir a los usuarios y a las autoridades locales, que se alegran de haber subsanado su retraso respecto a otras capitales europeas poniendo a disposición de los madrileños más de 1.500 bicicletas eléctricas.
“Este cambio cultural se tiene que producir poco a poco. Es una realidad en muchas ciudades europeas”, dijo la alcaldesa conservadora de Madrid, Ana Botella, tras probar una de las bicicletas.
En Barcelona, la segunda ciudad española, tienen un sistema similar desde el 2007 y el éxito es indiscutible con 6.000 bicicletas, 420 estaciones y 92.000 abonados. Las otras tres principales ciudades españolas, Valencia, Sevilla y Zaragoza, también disponen de esa modalidad de transporte.
“Nuestra ciudad es de todos y para todos. Con respeto entre conductores, peatones y ciclistas, tenemos que convivir”, añadió la alcaldesa, quien desea que este proyecto anime a dejar el coche en casa y ayude a reducir la contaminación.
La elección de las bicicletas eléctricas, explicó la alcaldesa, pretende ampliar el perfil de los usuarios, algunos de los cuales podrían desistir de utilizarlas por las numerosas cuestas de la ciudad.
Pero Madrid, con pocos kilómetros de verdadero carril para bici, numerosas calles estrechas y saturadas de coches, puede necesitar un tiempo para aprender a convivir con este modo de transporte.
“Va a haber problemas y va a haber incidencias, que serán resueltas por nuestro esfuerzo”, manifestó Miguel Vital, director de BonoPark, la sociedad que gestionará el servicio.
Esperando clientes delante del Ayuntamiento de Madrid, un taxista de 45 años, Juan Carlos Gordillo, expresó sus dudas sobre el proyecto. “Para los conductores va a haber muchos problemas. Ninguno está acostumbrado a los ciclistas. Va a ser más peligroso”.
“Será acostumbrarse por parte de todos. Nos lo han impuesto y habrá que adaptarnos”, añadió.
Según Pascual Berrone, un profesor de la escuela de comercio IESE Business School, autor de un estudio sobre el desarrollo urbano, a los españoles les gusta la idea de circular en bicicleta, pero tienen reticencias en Madrid por razones de seguridad.
“Hay zonas donde es relativemente fácil moverse en bicicleta, pero hay zonas donde eso es extremadamente peligroso. Muchas veces da miedo ir en bicicleta por Madrid”, explicó antes del lanzamiento de BiciMad.
La capital española, que habitualmente sufre picos de contaminación relacionados con la circulación automovilística, cuenta actualmente con 320 kilómetros de carril para bicicleta o vías adaptadas, según el Ayuntamiento, que promete añadir otros 70 km.
Según Ana Botella, la circulación con bicicleta en Madrid aumentó un 17% entre 2012 y 2013. Para hacer frente a esta demanda, la ciudad ha instalado 123 estaciones en el centro capital para las 1.560 bicicletas eléctricas disponibles.
El precio para usarlas será de entre uno y cuatro euros, en función de que se sea abonado o usuario ocasional.
Protegiéndose del sol bajo las sombras de los árboles en una avenida próxima al gran parque del Retiro, justo al lado de una de estas estaciones, Miguel Ángel Delgado se dispone a retomar su bicicleta, cuyo futuro en esta ciudad no ve claro.
“Madrid es una ciudad un poco peculiar, con poca implantación de bicicletas. Nadie sabe si va a ser un éxito o un fracaso”, reconoció.