París
Los llamados a derrotar a la extrema derecha en las urnas se multiplican en Francia, a cinco días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, ante una abstención que se anuncia alta y que podría favorecer a Marine Le Pen.
Empresarios, artistas, investigadores, científicos y medios de comunicación han brindado su apoyo a su rival, el centrista proeuropeo Emmanuel Macron.
El martes, el diario católico La Croix se posicionó a favor del joven centrista, de 39 años, siguiendo los pasos de varios rotativos nacionales. "Frente al riesgo que representa Marine Le Pen, la abstención no basta", afirmó La Croix.
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Según las encuestas, que vaticinan todas la victoria de Macron, la abstención en el balotaje del domingo podría alcanzar al 30% del electorado, una cifra muy superior a la de anteriores comicios presidenciales, con excepción de los de 1969 (31,1%).
Abstenerse "equivale a dar la mitad de su voto a Marine Le Pen, en la elección más emblemática en Francia en las últimas décadas", apunta el matemático Cédric Villani en las columnas del diario Libération.
Entre los empresarios, algunos, como el director del grupo aeronáutico europeo Airbus, el alemán Tom Enders, han dado su "apoyo pleno" al exministro de Economía del gobierno socialista. Otros grupos empresariales (Veolia, Leclerc, Bouygues, Atos...) explican el daño que representaría, según ellos, para la economía francesa la victoria de la candidata del Frente Nacional (FN).
El mundo de la cultura también se han pronunciado. Los cineastas Mathieu Kassovitz y Luc Besson, el director del célebre festival de Avignon, Olivier Py, el Nobel de Literatura Jean-Marie Le Clézio, pero también cantantes, cómicos y dibujantes han llamado a los electores a derrotar a la ultraderecha.
Sin olvidar al mundo del deporte, en donde el ícono del fútbol francés, Zinédine Zidane, llamó a "evitar al máximo" al Frente Nacional.
Estas voces se suman a las de responsables políticos, sindicales y religiosos –con excepción de la Iglesia católica– que apenas se conocieron los resultados de la primera vuelta, el pasado 23 de abril, llamaron todos a optar por Macron.
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Su rival, Marine Le Pen, intenta no obstante seducir a los electores decepcionados.
Una parte de los votantes del conservador François Fillon (20,01%) no quieren ni escuchar hablar del candidato centrista, a quien muchos ven como el heredero del presidente saliente François Hollande, ya que fue junto a él que Macron dio sus primeros pasos en la política.
Por su parte, los votantes del candidato de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon (19,58%) comunicarán el martes su posición de cara a la segunda vuelta, aunque su líder ya dijo que no llamaría explícitamente a votar por Macron.
En este contexto, después de la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y del brexit en Reino Unido, que ningún sondeo supo predecir, algunos temen que estos llamados tengan un efecto contraproductivo.
"Podrían ser un arma de doble filo", advierte el diario Les Echos, que recuerda que en Estados Unidos los llamados del mundo de la cultura a favor de la demócrata Hillary Clinton exacerbaron el sentimiento de rechazo de las clases populares.
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Le Pen se presenta como la candidata del pueblo contra el "sistema", las "élites", y la "oligarquía". Por primera vez en la historia del partido, el FN recibió el apoyo de un candidato de otro partido político, el soberanista Nicolas Dupont-Aignan (quien obtuvo el 4,70% de los sufragios en la primera vuelta), quien se convertiría en su primer ministro si es electa.
El lunes, compartieron el escenario en su gran mitin de entre ambas vueltas en un suburbio parisino, ante miles de personas.
El discurso de Le Pen, en el que plagió al menos cuatro pasajes de un discurso pronunciado 15 días antes por el conservador Fillon, ha dado mucho que hablar.
"No es plagio", es "un guiño, un pequeño préstamo", respondió el secretario general del FN, Nicolas Bay, la víspera de un debate televisivo, el miércoles por la noche, en el que los dos aspirantes a la presidencia se enfrentarán cara a cara.