Kabul. AFP. Los talibanes afganos atacaron hoy una residencia para extranjeros cerca de Kabul y prometieron una nueva ofensiva, poco después de la visita del presidente estadounidense Barack Obama, en el primer aniversario de la muerte de Osama Bin Laden.
Este ataque en los suburbios de la capital demuestra una vez más la capacidad de los talibanes para actuar hasta en esta ciudad ultraprotegida, menos de dos años antes del retiro previsto de las tropas de combate de la OTAN del país.
Los rebeldes, escondidos bajo burkas, detonaron un coche bomba ante el “Green Village”, un complejo que alberga a empleados de la ONU, de la Unión Europea y de organismos no gubernamentales, antes de atacar a sus guardias.
Según el ministerio afgano del Interior, murieron siete personas, incluido un guardia. Al menos seis de estas víctimas son afganas, precisó.
Posteriormente, la fuerza de la OTAN en Afganistán (ISAF) anunció que el asalto había finalizado y que todos los asaltantes -tres según el ministerio del Interior- murieron.
Los talibanes reivindicaron el asalto, afirmando haber replicado así a la visita nocturna relámpago de Obama, y anunciaron el lanzamiento a partir del jueves de una “ofensiva de primavera” contra las fuerzas de la OTAN y todos los aliados que sostienen el gobierno afgano.
La operación Al Faruq tendrá como blanco a los “invasores extranjeros, sus consejeros, sus subcontratados y todos aquellos que los ayuden militarmente y por medio de inteligencia”.
Durante su estancia de seis horas, exactamente un año después de la eliminación de Bin Laden en el Pakistán vecino, Obama, que aspira dentro de seis meses a un segundo mandato de cuatro años, se presentó ante sus compatriotas como un comandante en jefe capaz de poner fin a este interminable conflicto, aunque evitó fijar una fecha.
Cerca de 11 años después de que Estados Unidos invadiera Afganistán, más de 1.950 soldados estadounidenses han perdido la vida en este conflicto.
En un discurso a los soldados retransmitido en directo por las televisiones estadounidenses desde la base aérea estadounidense de Bagram, cerca de Kabul, Obama prometió un nuevo día a sus compatriotas, afirmando que vencer a al-Qaeda estaba "ahora al alcance" de Estados Unidos.
“Reconozco que numerosos estadounidenses están hartos de la guerra (...) No dejaré en peligro a estadounidenses ni un solo día más de lo absolutamente necesario para nuestra seguridad nacional. Pero debemos poner fin a esta guerra de manera responsable”, expresó.
Durante su visita, el presidente estadounidense también firmó un acuerdo de cooperación estratégico con su homólogo afgano, Hamid Karzai, que marca las condiciones de una presencia de soldados estadounidenses en su país hasta 2024.
Dicho acuerdo no contempla bases militares permanentes en Afganistán, pero compromete a este país a dar "acceso y a permitir a las fuerzas estadounidenses actuar hasta 2014 y más allá". Obama también volvió a llamar a los talibanes a que entreguen las armas y participen a la reconciliación nacional.
Por su parte, los talibanes denunciaron como "ilegítimo" este acuerdo.
Los rebeldes han intensificado la insurrección en los últimos años y extendido sus acciones de guerrilla a la casi totalidad del territorio.
La fuerza de la OTAN, dirigida por Washington, cuenta todavía con unos 130.000 soldados, más de los dos tercios de los cuales son estadounidenses.
Pakistán por su parte permanecía el miércoles en estado de alerta, por temor a atentados de grupos islamistas locales aliados a Al Qaida, un año después del ataque de las fuerzas especiales estadounidense que mataron a Bin Laden en Abbottabad, en el norte del país.