Con 58 años, Santos, ungido del presidente saliente Álvaro Uribe, le faltó poco para el triunfo en primera vuelta el 30 de mayo, cuando recibió 46% de votos al competir con otros ocho rivales.
En la segunda vuelta se enfrenta al exalcalde de Bogotá (1995-97 y 2001-04) Antanas Mockus, del Partido Verde, también de 58 años, quien obtuvo el 21,5% de los sufragios, pese a que los sondeos lo daban empatado con su adversario.
Desde entonces, los girasoles, símbolo de la campaña del matemático y filósofo Mockus, quien proclamó su decisión de acabar con la “cultura del narcotráfico” en Colombia, parecen haberse marchitado aún más.
Según la última encuesta previa al escrutinio del instituto Invamer Gallup, Santos ganaría con un 65% de los votos, contra un 28% para Mockus lo cual refleja el interés de electorado en brindar continuidad al legado de Uribe.
Colombia limita con Brasil, Perú, Venezuela, Ecuador y Panamá y aloja al menos 7.500 combatientes activos de las FARC, al igual que miles de exparamilitares que buscan quedarse con parte del dinero del tráfico de cocaína.
Santos, quien fue tres veces ministro (Comercio, Tesoro y Defensa) y se formó en Harvard, hizo una campaña basada en el tema de la continuidad.
Además, como exministro de Defensa (2006-2009), Santos participó de momentos históricos para los colombianos, como el ataque contra un campamento de las FARC en Ecuador en marzo del 2008, en el que falleció Raúl Reyes, número dos de esa guerrilla; o el rescate de 15 rehenes, entre los cuales estaba la política Ingrid Betancourt el 2 de julio de 2008.
También prometió atender otras preocupaciones de los colombianos, aparte de la seguridad, como el desempleo y el subempleo, problemas endémicos de un país donde el 46% de la población vive bajo el umbral de pobreza.
En la otra acera, Antanas Mockus ha estado a la defensiva.
Olvidándose de su programa, atacó a su rival sin poder deshacerse de una imagen agresiva, pese a evocar reales escollos de la oficialista coalición de derecha a la que pertenece Santos, como la corrupción o los miles de ejecuciones extrajudiciales atribuidas al ejército.
Tampoco los frecuentes ataques del presidente ecuatoriano Rafael Correa y de su aliado venezolano Hugo Chávez, que consideran que Santos es una “amenaza” para la paz regional, parecen haber convencido a los electores.
Aparte, el 13 de junio, una semana antes de los comicios, los colombianos pudieron evocar la alegría de la liberación de Betancourt y otros rehenes, en la cual participó Santos, con una nueva y exitosa operación militar que logró el rescate de cuatro de los más antiguos rehenes de la FARC; lo cual supuso un logro para su campaña.