“Esta noche hicimos historia”, proclamó Romney ante los simpatizantes que lo vitoreaban y en seguida descargó un mordaz señalamiento contra Obama. “La clase media ha sido aplastada en los tres últimos años”, afirmó, “nuestra deuda es demasiado alta y nuestras oportunidades muy pocas”.
Sus palabras evidencian que desea ser visto como el candidato del Partido en ciernes cuando se han realizado solo dos votaciones.
Sus adversarios vieron otro panorama, con la esperanza de que las primarias del 21 de enero en Carolina del Sur sean la oportunidad que buscan para detener al exgobernador de Massachusetts.
No obstante, el orden de los aspirantes –Ron Paul en el segundo lugar, seguido de Jon Huntsman, Newt Gingrich y Rick Santorum– osciló entre los participantes y prolongó la desesperada competencia por surgir como el verdadero rival conservador de Romney.
Romney forjó su victoria pese a sus constante asedio de sus adversarios dispuestos a socavar su afirmación de que era el aspirante mejor ubicado para vencer a Obama y contribuir para reducir el desempleo en Estados Unidos.
Los resultados del 33% de los centros de votación en Nueva Hampshire le dieron a Romney el 37% de los sufragios, por encima de Paul –legislador por Texas– con el 24%, de Huntsman –exgobernador de Utah– con el 17% y de Gingrich –expresidente de la Cámara de Representantes federal– y de Santorum –exsenador de Pensilvania– con el 10% cada uno.
Romney es el primer republicano que gana las dos primeras votaciones en contiendas competitivas desde que Iowa fue establecido como el punto de arranque de las campañas presidenciales en 1976.
Romney no solo enfrentó a sus rivales, sino también a unas altas expectativas mientras las boletas eran contadas anoche, sobre todo debido a que sus adversarios habían virtualmente cedido a Nueva Hampshire y ponían ya la vista en las primarias del estado de Carolina del Sur, a realizarse el próximo 21 de enero, como el lugar en que le frenarían su ascenso.