Pahoa
La casa de un piso donde viven Jeff y Denise Lagrimas está justo frente a unos terrenos por los que se espera pase la lava del volcán Kilauea, en su camino hacia el océano.
Pero ellos prefirieron trasladarse a otra localidad a 22 kilómetros de distancia antes de descubrir si esta previsión se cumplía o si en cambio, la roca fundida llegaba a su casa.
"No quería quedarme aquí y esperar a que llegara y sufrirlo" , dijo Denise Lagrimas, tomándose un descanso mientras guardaba cuencos y tazas en cajas de cartón. "Nunca sabes".
Las autoridades de protección civil del condado de Hawái dijeron el martes por la noche que la lava estaba a 338 metros de la carretera principal de la localidad de Pahoa.
En su lento avance, la lava se internó en terrenos privados junto a la carretera, quemando neumáticos y otros materiales. Esto llevó a las autoridades a advertir a los residentes con problemas respiratorios que permanecieran en interior.
La lava avanzaba a un ritmo de entre entre 9 y 14 metros por hora.
La lava ganó velocidad la semana pasada tras semanas de movimiento lento e intermitente. El río fundido llegó a bosques y pastos y cruzó hasta zonas habitadas por primera vez desde que los científicos empezaron a alertar sobre la situación en agosto.
Los residentes de Pahoa tuvieron semanas para prepararse para lo que se ha descrito como un desastre a cámara lenta. La mayoría ya se marcharon o estaban preparándose para irse.
Al menos 50 o 60 estructuras —incluyendo viviendas y negocios— están en la zona que se vería afectada por la erupción, según las autoridades de protección civil.