Boston. AFP y AP. Bajo fuertes medidas de seguridad que incluyeron una batería de cámaras de seguridad y policías desplegados en los tejados, cerca de 36.000 corredores se volcaron ayer a las calles en la primera Maratón de Boston desde los atentados del año pasado .
Un impresionante operativo con más de 3.500 policías (el doble del año pasado) y 60 agencias gubernamentales tuvieron a su cargo la seguridad de la carrera, marcada por el horror de las explosiones de dos bombas artesanales en la línea de llegada el 15 de abril de 2013 que dejaron tres muertos y 264 heridos.
Los organizadores establecieron una serie de medidas para los corredores, incluyendo una política “sin mochila”, en respuesta al hecho de que fue allí donde los presuntos autores de los ataques, los hermanos de origen checheno Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, escondieron las ollas a presión convertidas en bombas.
Además, este año la Policía tuvo un amplio despliegue a lo largo de la ruta, con helicópteros volando en círculos y perros detectores de bombas que inspeccionaban los botes de basura.
Los espectadores tenían las mismas directrices de seguridad aunque sin la prohibición expresa de llevar mochilas, y soportaron con paciencia los controles policiales en las esquinas cercanas a la zona de la línea de llegada.
El orgullo de la ciudad podía verse en decenas de camisetas con el lema “Boston fuerte” y en pancartas en tiendas, restaurantes y hoteles en toda la ciudad.
Las autoridades reconocieron la dificultad de controlar a todos los asistentes a una actividad que se celebra en la vía pública.
Homenaje. A las 2:49 p. m., la hora en que estallaron las bombas, los asistentes guardaron un minuto de silencio en la línea de meta.
Fue seguido por algunos de los aplausos más fuertes de la jornada, mientras la gente vitoreaba, aplaudía y hacía sonar cencerros.
“Aquí no dejamos que los terroristas ganen. Volvemos, no nos importa. No van a detenernos”, afirmó Rudy Duplissis, quien vino con su esposa, Claire, a alentar a su hija que corrió por tercera vez.
“Hay más seguridad, claro. Más calles cerradas, policía con perros. Hay una sensación de seguridad”, coincidió Rudy.
Las autoridades estadounidenses homenajearon a las víctimas el martes en coincidencia con el primer aniversario exacto de los atentados, pero a lo largo de los 42,195 kilómetros recorridos este lunes hubo muchos tributos personales.
La joven Heather Abbott, quien sufrió la amputación de una pierna, estaba entre los espectadores para apoyar a Erin Chatham, que ayudó a salvar su vida.
Joe Ebert, de Hampton, Nueva Hampton, estaba animando a su yerno cerca del lugar en el centro de Boston, donde estallaron las bombas. Él también estaba estuvo en ese lugar el año pasado.
“ Solo quería hacerles saber que no nos pueden vencer. Creo que nos hace a todos más fuertes cuando algo así sucede” , dijo.
Kevin Havel, de 24 años, oriundo de Chicago y uno de los primeros en llegar entre los aficionados, corrió por primera vez en Boston.
“Me encantó la multitud. No sabía qué esperar, pero en cada milla la gente alentaba y creo que eso me empujó a terminar”, contó.
Para que la fiesta fuese completa, un estadounidense, Meb Keflezighi, ganó por primera vez desde 1983 en el que es considerada la maratón más antigua del mundo y que se corre en la ciudad de Massachusetts (noreste) desde 1897.