Londres. AFP. El coste cada vez menor de los drones hará que se usen cada vez más en la guerra y en tareas de vigilancia, afirma un informe presentado ayer, aunque señala que es improbable que se acepte a la ligera su uso para matar.
En su informe anual El balance militar, de 2014 , el Instituto de Estudios Estratégicos Internacionales (IISS) de Londres constató, además, que el gasto militar en Latinoamérica siguió creciendo en términos nominales, un 15,6% entre el 2010 y el 2013. Una tendencia similar a la de Asia y opuesta a la de Europa, constata este documento, de 500 páginas, que evalúa la capacidad militar de los países y los aspectos económicos de la defensa.
La proliferación de drones y el aumento de sus capacidades ha provocado interrogantes éticos y legales, dice el IISS. La cuestiones sobre la mesa son, entre otras, si los ataques con drones entran en lo que se considera legítima defensa y si son una respuesta proporcional a la amenaza de sus objetivos.
También, los Estados occidentales tienen reservas sobre el desarrollo de drones armados totalmente autónomos. “Aunque los programas informáticos guiados por una inteligencia artificial y los sistemas ‘racionales’ sean cada vez más avanzados, un proceso de decisión autómata como base para operaciones letales, será un umbral que políticos y público difícilmente querrán cruzar”, dice el texto.
Las tecnologías militares avanzadas están proliferando gracias a menores barreras técnicas y mayor voluntad de los Estados de venderlas, cuando antes eran percibidas exclusivamente como privilegio de las fuerzas armadas occidentales.
El informe manifiesta que los sistemas más pequeños han reducido costes, poniéndolos al alcance de empresas, individuos y países de recursos limitados.
Los países occidentales, pronostica el IISS, tratarán de retener su dominio de esta tecnología desarrollando drones más avanzados, por ejemplo supersónicos.
En la conferencia de prensa de lanzamiento del informe, Doug Barrie, analista especialista en temas militares aeroespaciales del IISS, negó, sin embargo, que los drones vayan a acabar con los aviones pilotados por personas, tal y como se asumía hace unos pocos años.
En lo que respecta a los presupuestos de defensa, el informe constata el aumento de los países asiáticos, al tiempo que descienden los de los occidentales.
Estados Unidos sigue siendo, de largo, el primer país en gasto militar, con $600.400 millones por año, seguido de China ($112.200 millones) Rusia ($68.200 millones) y Arabia Saudí ($59.600 millones).
Aproximadamente la mitad de los $70.900 millones que Latinoamérica gastó el año anterior correspondieron al presupuesto militar de Brasil. Ese total latinoamericano supone un incremento del 15,6% respecto al 2010.