Bagdad. AP Una ola de ataques con bombas en barrios chiitas de Bagdad dejó ayer al menos 76 personas muertas y casi 200 heridas.
Las explosiones, que se produjeron en 13 ataques separados, ocurrieron dos días después que hombres armados tomaron como rehenes a sacerdotes y feligreses en una iglesia católica, en un sitio que terminó con la intervención de la Policía y un saldo de 58 muertos.
Nadie se atribuyó la responsabilidad de los ataques, pero la coordinación de las explosiones, la complejidad de la operación y los objetivos de mayoría chiita parecían apuntar a los insurgentes suníes vinculados con al-Qaeda.
Iraq se ha visto afectado por el conflicto entre sectas musulmanas chiitas y sunitas desde el colapso del régimen de Sadam Husein en el 2003, que era dominado por la minoría suní. El Gobierno fue sustituido por uno chiita, que permanece en el poder hasta hoy.
Los atacantes utilizaron coches bomba, artefactos explosivos, morteros y al menos un terrorista suicida en una motocicleta.
Aunque la mayoría de los barrios afectados son dominados por chiitas, también se vio afectada una parte de barrios suníes.
Tras los últimos ataques, el Gobierno estudia la imposición de un toque de queda en la capital para evitar más atentados terroristas.