Roma. La crisis entre Francia e Italia provocada por los migrantes del buque Aquarius se agravó este miércoles, puesto que Roma exige excusas de París tras declaraciones consideradas “inadmisibles”, al punto de amenazar la concreción de un encuentro entre los dirigentes de ambos países el viernes.
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Este miércoles tuvo lugar un nuevo episodio entre ambos países, puesto que el ministro de Finanzas italiano, Giovanni Tria, decidió quedarse en Roma en vez de reunirse, como estaba previsto, con su homólogo francés, Bruno Le Maire. Este último dijo “lamentar” esta decisión y que espera concretar un encuentro “muy pronto”.
El presidente francés, Emmanuel Macron, cuyas declaraciones hechas el martes causaron ira en Italia, llamó este miércoles a no “ceder a la emoción”, asegurando que continúa trabajando “mano con mano” con Italia.
¿Qué dijo Macron?
No obstante, fueron sus declaraciones, denunciando “el cinismo y la irresponsabilidad del gobierno italiano” tras su rechazo a acoger al Aquarius, las que encendieron la mecha de un polvorín.
Italia consideró “inaceptables” estas declaraciones del martes sobre el rechazo italiano a recibir al buque humanitario y los 629 migrantes que transporta.
Además de Macron, el portavoz de su partido, La República en Marcha, Gabriel Attal, declaró que la posición de Italia era “vomitiva”.
Luego de 72 horas de crisis en pleno Meditarráneo, el Aquarius puso rumbo, el martes por la noche, hacia España, que aceptó que atraque en el puerto de Valencia. Este miércoles navegaba junto a dos buques italianos frente a Sicilia. Debe llegar a puerto al final de la semana.
“Nos encontramos actualmente al sur de Sicilia, y nuestra llegada a Valencia está prevista para el sábado a las 21 horas, pero en vista de las condiciones meteorológicas, puede que esto cambie porque tenemos olas de entre uno y dos metros de altura, y esperamos hasta de cuatro en algunas horas”, afirmó este miércoles a la AFP Aloys Vimard, coordinador de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) a bordo del Aquarius.
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Seiscientos migrantes quedan a bordo del barco, en tanto algunos fueron transbordados el martes de noche a un barco de la marina y a otro de los guardacostas italianos. Los tres navegan rumbo a España.
El hombre fuerte de Italia, ministro de Interior y presidente de la Liga (extrema derecha), Matteo Salvini, reaccionó con ímpetu y exigió que Francia se disculpe.
De no hacerlo, estimó útil cancelar la reunión prevista para el viernes entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el jefe de gobierno italiano, Giuseppe Conte. “Si no llegan las disculpas oficiales, el primer ministro Conte haría bien en no ir a Francia” para esta cumbre, declaró Salvini tras defender la misma línea poco antes en el Senado italiano.
Segunda vez
En tanto, en la cancillería italiana, el ministro Enzo Moavero Milanesi recibía a la número dos de la embajada de Francia en Roma, Claire Anne Raulin, adonde había sido convocado el embajador francés. Ésta es la segunda convocatoria similar, en marzo sucedió lo mismo por un incidente también sobre la crisis migratoria, un tema que envenena regularmente las relaciones entre Francia e Italia.
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Moavero, quien recibió personalmente a Raulin, subrayó ante ella el carácter “inaceptable” de las declaraciones de Macron.
El martes, el presidente del Consejo italiano, Giuseppe Conte, aseguró que “Italia no puede aceptar lecciones hipócritas de países que prefirieron mirar hacia otro lado en materia de inmigración”. Reaccionaba entonces a las declaraciones de Macron.
Según Moavero, estas declaraciones “comprometen las relaciones entre Italia y Francia”.
Poca ayuda a Italia
Ante el Senado, Salvini dijo este miércoles que Francia debe pasar “de las palabras a los actos”, y recordó que se comprometió a recibir a más de 9.000 migrantes llegados los últimos años a Italia, pero sólo acogió a 640. Asimismo, agradeció al presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, por acoger al Aquarius.
El tono entre los dos países contrasta con sus esfuerzos por mantener una relación fuerte unos días antes de una crucial cumbre sobre el futuro de la Unión Europea (UE).
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Italia acusa regularmente a sus socios europeos, empezando por Francia, de dejar al país gestionar sólo la crisis migratoria y los 700.000 migrantes que desembarcaron en sus costas desde 2013.
Por su parte, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) estimó este miércoles que Italia “tiene razón” al decir que no puede recibir a todos los migrantes llegados a través del Mediterráneo, y reprochó al resto de Europa por no asumir su cuota parte del flujo de refugiados.
A pesar de la firmeza de Salvini con el Aquarius, las llegadas a Italia no se detienen. El miércoles un buque italiano con más de 900 migrantes llegó al puerto de Catania, en Sicilia.