La televisión norcoreana difundió fotos del cadáver del exnúmero uno del régimen, muerto el sábado, vestido con su habitual uniforme color caqui y reposando en el interior de un sarcófago de vidrio rodeado por enormes arreglos florales.
Responsables del Partido del Trabajo y de las Fuerzas Armadas, presentes para rendir homenaje al fallecido líder en el mausoleo Kumsusan de Pionyang, podían ser vistos en las imágenes difundidas, en compañía del nuevo mandatario designado, Kim Jung-un.
En el marco del anuncio del deceso, la televisión norcoreana continuaba difundiendo escenas de tristeza colectiva, mostrando largas filas de personas que venían a prestar sus condolencias en diversos puntos del país, con un fondo de cantos patrióticos.
La mayoría de los analistas considera poco probable un resquebrajamiento del régimen susceptible de desestabilizar la península coreana, pero la intensa actividad diplomática es testimonio de una inquietud de las cancillerías.
Aliado de Corea del Sur y de Japón, el presidente de EE. UU., Barack Obama, aseguró al primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, que Washington defenderá a sus países amigos en la región.
Estados Unidos, que mantiene 28.500 soldados en Corea del Sur, formuló el lunes un llamado a Corea del Norte a respetar sus obligaciones de desnuclearización.
Por su parte, el presidente chino, Hu Jintao, al frente de un país que es el principal apoyo de Corea del Norte, visitó la Embajada norcoreana en Pekín para presentar sus condolencias.
China desea evitar a cualquier precio un hundimiento del régimen norcoreano, que se traduciría en millones de refugiados tratando de cruzar la frontera, y por ello se manifestó en favor de una transición tranquila en Pionyang.