Una semana después del fallecimiento de Chávez y ya en plena disputa electoral entre el oficialista Nicolás Maduro y el opositor Henrique Capriles , la Asamblea Nacional, de mayoría chavista, planeaba reunirse ayer para aprobar la enmienda, que debe ser sometida a referendo en 30 días. Empero, la sesión parlamentaria fue postergada.
La decisión de llevar los restos al Panteón reviste de mayor simbolismo a una campaña electoral ya de por sí centrada en la figura del exmandatario, que aunque formalmente se inicia el 2 de abril, arrancó con ácidos ataques entre Maduro, exchofer de bus y exsindicalista de 50 años, y Capriles, abogado de 40 años y gobernador del importante estado de Miranda (norte).
La Constitución reserva el honor de ser llevados al Panteón a venezolanos “ilustres que hayan prestado servicios eminentes a la República, después de transcurridos 25 años de su fallecimiento”, por lo que en el caso de Chávez , fallecido el martes 5 de cáncer, se requiere la enmienda.
Después de su muerte, a Chávez se le ha empezado a llamar “comandante supremo de la revolución”, “segundo libertador de Venezuela (después de Bolívar)” y “padre redentor”.