Tras los enfrentamientos del miércoles, ayer predominaba la calma y no se produjo ningún enfrentamiento grave.
Sin embargo, el Gobierno decretó un nuevo toque de queda para las noches de ayer, hoy y el sábado en Bangkok y 23 provincias del país, esencialmente en el norte y el noreste, para impedir que los disturbios se extiendan a esas regiones agrícolas de donde son oriundos muchos de los manifestantes.
“Todavía quedan militantes armados, escondidos en edificios” en los alrededores de la zona comercial del centro de Bangkok ocupada hasta la víspera por los “camisas rojas”, afirmó el portavoz del ejército, Sunsern Kaewkumnerd.
Los accesos a ese barrio recién desalojado el miércoles estaban limitados por una sucesión de retenes militares.
En total, murieron 14 personas, entre ellas un fotógrafo italiano, y 91 resultaron heridas durante el asalto militar que puso fin a dos meses de manifestaciones, según un balance oficial.
Autobuses y trenes fueron puestos ayer a disposición de los “camisas rojas” para que vuelvan a sus casas, situadas mayoritariamente en las regiones agrícolas y pobres del norte y el noreste.
Los bomberos tuvieron que hacer grandes esfuerzos por apagar los incendios que se produjeron en la Bolsa, una televisión, bancos y varios centros comerciales.
El más espectacular devastó el Central World, el centro comercial más grande del país, que parecía un montón de ruinas con un vasto perímetro calcinado y humeante.
Este emblema de la “nueva Tailandia”, próspera y abierta al exterior, se convirtió en el símbolo de una capital destruida al cabo del movimiento político más importante de los últimos 20 años.
El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, cuya dimisión buscaban los “camisas rojas”, pidió a la población que confíe en él para restablecer la calma.
Los líderes de los manifestantes llamaron también a la moderación. “La democracia no puede construirse sobre la venganza”, explicó uno de ellos, Veera Musikapong, quien se entregó a la Policía.
En el ámbito político se abre ahora una nueva fase de incertidumbre. “La rendición no significa el final del conflicto”, advirtió el diario