Hayward llegó hacia las 10:00 a. m. local a la sala de audiencia de una comisión de la Cámara de Representantes, acompañado por sus asesores y bajo escolta policial, pero aparentemente sereno.
Sin embargo, la tarea del director general de BP no fue fácil. Los legisladores acusaron al grupo petrolero de negligencia en materia de seguridad en su plataforma
“La explosión y el incendio a bordo de la plataforma (...) y la marea negra que siguió en el golfo de México nunca debieron acontecer y lo lamento profundamente”, declaró Hayward.
“Es demasiado temprano para decir lo que provocó el accidente”, agregó. “Todavía hay mucho trabajo por hacer. Una respuesta completa debe esperar los resultados de múltiples investigaciones”, subrayó. Luego afirmó que el accidente resultaría de “una combinación de fallos sin precedentes”.
“Les prometo, como jefe de BP, que no descansaremos hasta solucionar esto”, añadió Hayward, mientras la fuga sigue derramando a diario entre 4,8 y 9,5 millones de litros de petróleo en el mar.
El comandante de los guardacostas estadounidenses, Thad Allen dio motivo de esperanza a los habitantes de las costas contaminadas por el petróleo: la perforación de los pozos de derivación destinados a detener definitivamente la fuga avanza más rápido que lo esperado y se podría completar antes de mediados de agosto.
El representante demócrata Bart Stupak reprochó a Hayward una declaración en la que señaló que deseaba “volver a (su) vida anterior” a la marea negra.
“Estoy seguro de que volverá a su vida anterior, de que volverá a Inglaterra con un buen paracaída (económico) de respaldo. Pero nosotros, en EE. UU., nos quedamos con las dramáticas consecuencias del desprecio de BP por la seguridad”, se quejó Stupak.