Anchorage. Los residentes de pueblos y aldeas en la costa occidental de Alaska comenzaron el domingo a evaluar los daños de una de las tormentas más fuertes que azotaron la región en décadas, por la que el gobernador Mike Dunleavy emitió una declaración de desastre.
Los restos del tifón Merbok golpearon las ciudades costeras en su avance hacia el norte y azotó una gran parte de la extensa costa de Alaska, trayendo fuertes vientos, marejadas y lo que el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos (NWS) describió como “mares embravecidos”, con olas de 15 metros o más.
Funcionarios y residentes locales dijeron que la destrucción provocada por la tormenta fue severa.
“Muchas comunidades que he visitado, desde Bethel, Unalakleet, Quinahgak, Hooper Bay y hasta Nome y Teller, se inundaron con la tormenta”, tuiteó el domingo Lisa Murkowski, una de las senadoras estadounidenses de Alaska. ”Estoy desconsolada por la devastación”, añadió.
La mañana del domingo, la tormenta se había desplazado en gran parte hacia el mar de Chukchi, al norte del estrecho de Bering. Pero las ciudades costeras en esa región norteña seguían bajo advertencias de inundaciones, tuiteó la oficina de Fairbanks del NWS.
El Centro de Operaciones de Emergencia de Alaska dijo que había recibido "informes de múltiples comunidades sobre cortes de energía, viviendas dañadas (...) inundaciones y daños a la infraestructura", pero ningún reporte de heridos.
Las áreas costeras bajas fueron las más afectadas, según meteorólogos e informes de noticieros locales, con escuelas y aeropuertos inundados y algunas carreteras arrasadas. Un pequeño pueblo, Golovin, en Norton Sound, vio cómo las casas se alejaban flotando.
“Tuvimos inundaciones en el pasado varias veces, pero nunca fueron tan graves”, dijo Clarabelle Lewis, una funcionaria tribal de la comunidad esquimal de Chinik, al diario Anchorage Daily News. “Nunca tuvimos casas que se movieran de sus cimientos”.
En Shaktoolik, una aldea de unas 220 personas en una lengua de tierra entre el río Tagoomenik y Norton Sound, el alcalde Lars Sookiayak dijo que un muro construido para proteger la ciudad del mar, que había resistido muchas tormentas anteriores, había sido arrasado.
“Casi nos estamos convirtiendo en una isla”, dijo a Alaska Public Media News.