Al tercer día, Jesús de Nazaret resucitó. El mismo domingo que los cristianos celebraron el principio central de su fe, la resurrección del hijo de Dios, en una isla caribeña se realizaba una ceremonia sagrada. Una diferente, con otro tipo de fieles.
“El culto del vudú es el vehículo de la magia negra, la blasfemia y la traición a Haití”, escribió en sus memorias, The White King of La Gonave, el teniente de Estados Unidos Faustin Wirkus, en 1931.
Para Millery Polyné, profesor de historia afroamericana y del Caribe en la Universidad de Nueva York, y Elizabeth McAlister, profesora de religión y estudios afroamericanos en la Universidad Wesleyan, los estereotipos del vudú (en su lengua original, voudou ) son injustos y sus prácticas han sido históricamente distorsionadas.
Las imágenes exóticas y negativas sobre el vudú, aseguran, reaparecieron cuando Estados Unidos expandió su influencia en el Caribe, durante el siglo XX, y ocupó Haití y otros siete países caribeños.
Los seguidores del vudú creen en un Dios único. Uno tan lejano e inaccesible que solo es posible comunicarse con él a través de los Loas, espíritus intermediarios entre los hombres y Bondye, el regente del mundo sobrenatural.
“Los practicantes del vudú no ven a los espíritus de su familia como demonios”, escriben en un artículo de CNN . “Para ellos, esa reformulación de la religión haitiana como algo diabólico es una jugada peligrosa que alimenta el conflicto y los más oscuros y reales problemas de Haití: la explotación por parte de poderes extranjeros, la corrupción política, el colapso de la agricultura, la escasez de médicos y la constante representación del vudú haitiano como algo siniestro”.
Seguidores de la fe que nació de la esclavitud –fue creada por descendientes de esclavos africanos llevados a Haití y convertidos por misioneros católicos en los siglos XVl y XVll– realizaron el pasado domingo un ritual sagrado.
Cada año, en esta ceremonia que suele durar tres días, los fieles se purifican al bañarse en el río y les rezan a los Loas. También hacen sacrificios de animales.
Este año, el sacerdote supremo del vudú, Daagbo Hounon Houna ll, visitó Haití y participó en la ceremonia.
Pocas veces se le pone rostro a esta religión, satanizada y censurada, originaria de África y mezclada con el cristianismo de los esclavos.
El fotoperiodista Héctor Retamal estuvo allí para hacerlo. Para mostrar quienes son algunos de los varios millones de seguidores con los que cuenta. Sin distorsiones, sin vendas.