Maher al-Asad comanda las tropas de élite que protegen la capital siria y se piensa que ayudó a organizar la tenaz campaña militar del Gobierno para apagar la rebelión opositora, que está ya en su tercer año. Se ha ganado además una reputación de brutalidad entre los activistas opositores.
Maher, de 45 años, ha decidido permanecer fuera de la luz pública. Amigos, colegas militares e incluso enemigos, le describen como un militar estricto hasta el tuétano.
Los 15.000 soldados de la Cuarta División Blindada que él dirige, pertenecen en su mayoría de la secta minoritaria alauí, la misma de la familia, que ve la guerra como una batalla por su supervivencia y son las tropas mejor preparadas y pagadas.
En el último año, ha lanzado varias ofensivas contra rebeldes en los suburbios de Damasco, con bombardeos e incursiones en los barrios pobres en manos opositoras.
“Es conocido como un carnicero inmisericorde”, dijo Mohamed al-Tayeb, activista opositor que habló por Skype desde el suburbio capitalino de Douma, en manos rebeldes.