Praga. EFE. Miles de checos y decenas de líderes mundiales rindieron un emotivo homenaje a Vaclav Havel en su funeral, cerrando una semana de duelo por la muerte del dramaturgo disidente que guió la revolución democrática que finalizó 40 años de comunismo en 1989.
El acto, que comenzó ayer al mediodía con un minuto de silencio, fue seguido por pantallas gigantes desde los tres patios del castillo de la capital, en los que se concentraron varios miles de personas.
Reinaba un ambiente de serenidad, después del clima de tristeza y estupor que dominó la semana, en la que decenas de miles de checos se despidieron del expresidente en sendos velatorios organizados en la Encrucijada de Praga y la Sala de Vladislavo del castillo.
En esta semana, lugares históricos de la Revolución de Terciopelo de 1989, así como la plaza de Wenceslao, donde Havel en su día cargó ante miles de personas contra el régimen comunista, se volvieron espacios de peregrinación espontánea de ciudadanos, que dejaron flores y encendieron velas por él.
La solemne ceremonia, oficiada en lengua checa, estuvo acompañada de los acordes del Réquiem de Antonín Dvorák, interpretado por la Filarmónica Checa, bajo la batuta de Jiri Belohlavek, y el Coro Filarmónico de Praga, dando un toque de distinción a estas exequias.
Entre los presentes se encontraban la secretaria de Estado de EE. UU., Hillary Clinton, y su marido, Bill Clinton; el primer ministro británico, David Cameron; el jefe de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; los presidentes de Hungría, Eslovaquia, Austria y Alemania, y otros dignatarios.
Este funeral de Estado, de gran belleza litúrgica, pompa y colorido, no había tenido antes lugar con ninguno de los presidentes checos, debido a que fueron en su mayoría alejados de la religión católica.
La ceremonia estuvo presidida por Dominik Duka, arzobispo de Praga, junto a todos los obispos de las diócesis de Bohemia y Moravia, así como por el antiguo nuncio apostólico Giovanni Coppa, portador de un mensaje del Papa.
“Me uno a todos los reunidos en la catedral de San Vito para el funeral. Recuerdo la valentía con la que Havel defendió los derechos humanos en un tiempo en el que eran sistemáticamente negados a la población de su país”, leyó Coppa las palabras de Benedicto XVI.
En la homilía, Duka recordó ante el féretro: “todo el relato de tu vida fue un milagro. Contra todo pronóstico, creo que se cumplieron todos tus sueños”, entre los que citó la caída del Muro de Berlín y la libertad de la opresión soviética.
Tras la ceremonia habló el jefe de Estado checo y encarnizado rival político, Vaclav Klaus, quien destacó que el legado del escritor, sobre todo su lucha por la libertad y la democracia, no debe perderse.