A la cabeza de la locomotora germana se encuentra desde hace seis años Ángela Merkel (57), la primera mujer que accede al cargo de canciller en Alemania, la primera exciudadana de la extinta RDA elegida jefa de Gobierno en Alemania y, por si fuera poco, la persona más joven que ha llegado a ser canciller en toda la historia de Alemania.
Una mandataria cuya imagen y estilo de gobierno se pueden definir con los mismos adjetivos con que los expertos lo hacen del sistema económico alemán: “estable, resistente, impermeable y supremamente bien controlado”.
“Merkel tiene éxito porque domina la política como si se tratara de un asunto científico por resolver: cuanto más complicado el teorema, mayor la capacidad de concentración en hallar la fórmula que lo revele”, escribió Dirk Kurbjuweit, editor político del semanario
Seis años se ha prolongado el silencio de Merkel con la prensa latinoamericana. Ni siquiera en mayo de 2005, cuando visitó cuatro países del subcontinente, la mandataria germana accedió a hablar con un medio de la región.
Pero para esta edición especial de fin de año de GDA –y a pesar de encontrarse en el centro del huracán político de la UE, en el cual pronunciar una media frase en falso puede desencadenar una crisis mayúscula–, Ángela Merkel accedió a contestar un cuestionario que abre, por fin, la puerta del diálogo entre la gobernante germana y la prensa latinoamericana; el continente que a partir del 2012 jugará un papel determinante en el nuevo acontecer no solo europeo, sino mundial.
A lo largo de los últimos años, América Latina no solo ha experimentado un formidable auge económico, sino que también ha ganado margen de maniobra y confianza en el ámbito de la política exterior. Es este un proceso muy positivo, por cuanto ahora vemos la oportunidad de superar juntos con más éxito los retos de la globalización. Eso sí, el nuevo peso exterior y económico de América Latina también le significa mayores responsabilidades. En el futuro, la región tendrá que implicarse más que hasta ahora en la búsqueda de soluciones a los asuntos clave para el futuro del mundo. Para Alemania esto significa coordinarnos aún más con nuestros socios latinoamericanos y desarrollar iniciativas conjuntas. Ello incluye la actual crisis de la deuda”.
Queremos estrechar y fortalecer las relaciones con América Latina en todos los ámbitos. Especialmente importante es el que coordinemos mejor nuestras posiciones en la escena internacional, muy en particular en el seno de las Naciones Unidas. América Latina y Europa son aliados naturales, porque tenemos valores comunes que queremos afianzar en el mundo del mañana. En el terreno económico, alemanes y latinoamericanos llevamos más de cien años cooperando muy estrechamente. Las estadísticas comerciales actuales nos demuestran que la economía alemana se está orientando cada vez más hacia América Latina.
”Pero el potencial de nuestra cooperación no está agotado ni mucho menos. Durante los años inmediatamente posteriores a la reunificación de nuestro país y la caída de la Cortina de Hierro, nuestras empresas reforzaron su apuesta por los países vecinos de Europa oriental y las áreas económicas de Asia, que crecían a un ritmo muy dinámico. Entre tanto, la estabilidad política y el sólido crecimiento económico de América Latina también han potenciado enormemente su atractivo. Tradicionalmente, tienen una presencia muy destacada en la región ramos como ingeniería mecánica e industria automotriz, electrónica, así como las industrias químicas y farmacéuticas. Del mismo modo, Alemania ve a América Latina como un importante centro de la ciencia y de la investigación”.
Para nosotros los acuerdos de asociación y libre comercio con subregiones y países individuales, son una parte especialmente importante de la Asociación Estratégica de la Unión Europea con América Latina. Abren mercados, generan empleo y crecimiento para ambas partes y apoyan a los socios latinoamericanos en su desarrollo sostenible. A mí me alegra muy especialmente que, junto a los acuerdos existentes con Chile y México, se hayan podido concluir, asimismo, acuerdos con Colombia, Perú y Centroamérica. Y, superado un largo punto muerto, en 2010 reanudamos las negociaciones con el Mercosur.
Esta distinción es un gran honor para mí. Pero el que ahora logremos nuevos avances en el desarrollo de la unión económica y monetaria no se debe a una sola persona, ni tampoco es obra de un solo país. La fortaleza de la UE estriba en que asumimos nuestros retos juntos y aprendemos juntos del pasado, y eso es, lo que estamos haciendo en estos momentos, con gran coherencia.