Sídney, Australia. EFE. Las aguas anegaban ayer más de medio centenar de poblaciones en el estado de australiano de Victoria y vuelven a empantanar partes de Queensland cuando todavía no se ha recuperado de las graves inundaciones de la semana pasada.
Varios millones de australianos se encuentran afectados por esta situación que comenzó a finales de noviembre y que desde entonces ha causado 31 muertos y una docena de desaparecidos.
Las autoridades calculan que los daños rondarán los $20.000 millones, una cifra cuatro veces más alta que la manejada hace dos semanas, y advierten de que pasarán más de dos años antes de que el estado de Queensland, el más afectado, pueda recuperarse.
Muchos afectados. Torrentes de agua, resultado de las precipitaciones caídas los días pasados, descienden por el norte y el oeste en Victoria, en el sureste de Australia, donde más de 60 poblaciones, que abarcan un 25% del territorio, están afectadas.
Las autoridades han pedido a los residentes que se refugien en otras localidades seguras ahora que todavía pueden, porque las inundaciones van a durar varios días y será difícil hacerles llegar provisiones.
De momento, unas 3.500 personas fueron evacuadas a algunos de los 22 centros de socorro abiertos.
En el norteño pueblo de Kerang, a 300 km al norte de Melbourne, la capital del estado, el agua del río Loddon amenaza con derribar los diques de contención, que se han agrietado, por lo que los servicios de emergencia procedieron ayer una evacuación masiva.
En Kerang y en Horsham, otra localidad que el martes quedó dividida en dos por una riada, se han protegido las dos centrales eléctricas de las que se abastecen el nordeste de Victoria y el suroeste de Nueva Gales del Sur.