Recordando lo que se habló en campaña política y también al inicio del gobierno, este 2016 debería ser el año de la reforma fiscal. Sin embargo, el panorama no es tan claro como para predecir si realmente existirán cambios o avances en el tema.
En agosto del año 2014, el economista y experto en reforma fiscal Alberto Barreix, expuso su análisis en cuanto a las posibles consecuencias para el país de posponer una reforma fiscal profunda.
El problema es complejo: por una parte, los niveles de inversión pública son muy bajos y no llegan siquiera a escala de mantenimiento; y a la vez, el financiamiento del déficit solo se puede dar mediante endeudamiento externo o estrujamiento del crédito al sector privado. Es de esperar un aumento de las tasas de interés a nivel internacional y una apreciación del dólar norteamericano, lo que podría encarecer el servicio de la deuda y afectar la calificación del riesgo país, con la consecuente limitación para el acceso a nuevos créditos. Además, el gasto corriente es inflexible y creciente, la deuda neta crece porcentualmente y hay un desequilibrio primario importante.
Por el lado de los ingresos fiscales, la carga tributaria se ha estancado y las contribuciones a la seguridad social son altas, pero son manejadas en forma independiente y con altos costos. En cuanto al Impuesto al Valor Agregado (IVA), Costa Rica es uno de los pocos países en el mundo donde tiene tasa cero, y donde además, se excluye a diversos sectores relativamente dinámicos. Otro problema es que el impuesto de renta no ofrece el potencial de crecer a niveles de países desarrollados debido a que el ingreso disponible es mucho menor. Las posibilidades de aumentar los ingresos no son tan amplias como podría desearse, por ello es crucial garantizar la máxima recaudación y que estos ingresos se utilicen eficientemente.
Barreix recomendaba (hace año y medio) una administración tributaria moderna, y con capacidad para responder con celeridad a los rápidos cambios de la economía mundial. Igualmente hizo un llamado a evitar que se acumulen los problemas estructurales, pues entre más se pospongan, menor será el margen de maniobra y más duras serán las consecuencias.
Esperemos que este nuevo año que inicia, nos permita traer soluciones al problema.