A lo largo de mi vida, he aprendido una serie de tips que comparto:
Ahorre todo lo que pueda, nunca se arrepentirá de haber ahorrado más de la cuenta.
Siempre procure calzar los plazos entre la vida útil de los bienes que financia y las deudas.
Haga un uso inteligente del crédito. Aproveche la “tasa cero”, haga uso del plazo de gracia de las tarjetas de crédito (22 días) y acumule los puntos, pero vencido este plazo, hasta donde pueda, cancele la totalidad.
No avale o garantice el pago ni siquiera a su propia sombra.
No viva más allá de sus posibilidades.
Si la expectativa es que las tasas de interés suban, conviene tomar créditos a tasa fija. Si es que bajan, entonces, a tasa variable.
Endéudese en la misma moneda de su salario, salvo que el diferencial de tasas de interés y las expectativas de devaluación de la moneda le digan otra cosa.
Siempre negocie sus créditos a una tasa efectiva total, no permita que le cobren comisiones o cargos adicionales. En mi criterio, las multas por pago anticipado o los cargos por morosidad, adicionales a los intereses moratorios, son ilegales en este país.
La prioridad de financiamiento es su educación y su vivienda.
El mejor ahorro en la vida es la cancelación de deudas, empezando por las de tasas más altas.
No descuide su flujo de caja: se quiebra cuando falta liquidez.
Cuide siempre su reputación y credibilidad. Todos tenemos momentos difíciles, es ahí donde debe darle la cara a su banquero.
Negocie, negocie, negocie; que no le dé vergüenza. Obtenga descuentos por pronto pago, por volumen, por ofertas... A pellizcos se mata un burro.
Diversifique todo lo que pueda, eso permite reducir sus riesgos. No ponga todos los huevos en una sola canasta, y asegúrese de que no solo sean en huevos.
Evite el uso de efectivo, además de sucio, es costoso para la sociedad. El pago electrónico permite obtener descuentos, hace que sus transacciones sean más eficientes en tiempo y facilita la trazabilidad fiscal.
A mayor plazo de ahorro, exija mayor tasa, pues aparte de la inflación y el riesgo, si se va a privar del consumo presente, al menos demande mayores intereses.
No gaste su Fondo de Capitalización Laboral. Recuerde que con la pensión de la Caja no basta y que esta tiene un tope máximo.
Ya lo decía un proverbio famoso: “Lo que distingue al hombre de los otros animales son las preocupaciones financieras”. Por eso, con orden y disciplina, empéñese por minimizarlas.
Gerardo Corrales, exgerente general de BAC-San José.