Estamos en el último trimestre del año fiscal 2017; las condiciones fiscales del país no son halagüeñas, pues el Gobierno continúa un fuerte –pero infructuoso– impulso a la reforma fiscal, la cual, si llega a darse en la administración Solís Rivera, quedaría para ser cosechada por la próxima administración.
Es conocido que existe una condición precaria en las finanzas públicas, la cual aumenta la presión de Tributación y sus órganos por un mayor nivel de recaudación a las arcas estatales.
El cierre que se avecina se unirá con procesos de fiscalización, tanto propios como de terceros, que tendrán que ser atendidos en condiciones de carácter perentorio, en un periodo coincidente con la obligación de preparar declaraciones de impuestos.
Preparar una empresa para el cierre fiscal implica una serie de procesos que permitan al contribuyente mitigar los riesgos de incumplimiento y por ende, tener mejor gestión. Las empresas y empresarios debemos prepararnos a iniciar el cierre con éxito y prudencia, frente a variables económicas y fiscales inciertas.
Sería fundamental que todos los contribuyentes contemos con indicadores de coherencia fiscal respecto de los resultados obtenidos, estos los contrastaríamos con los impuestos que resultan en consecuencia. La época pretérita de pagar impuestos como si fueran valores predeterminables –al estilo de contribuciones voluntarias– llegó a su fin.
Con la información cruzada del registro de accionistas, de la gestión de información de terceros, la resultante de los procesos de control que iniciaran en este trimestre relativas al ingreso de supervisión por parte de la Sugef, la Administración Tributaria posee un mayor acerbo informativo que pone en su pantalla valiosas municiones para el control tributario inteligente y oportuno, con el ampliado uso de la inteligencia artificial.
También tiene los medios indiciarios para determinar el estado de las cosas en la era de la postransparencia fiscal, donde claramente lo que menos podemos creer es que no va a pasar nada, que nadie se va a dar cuenta, que podemos ocultar el sol con un dedo, esa es otra era que ya terminó.
Todo cambio trae retos y oportunidades. ¿Estamos listos para identificarlas, aprovecharlas o evitarlas? La vulnerabilidad de su empresa dependerá de la seguridad de las respuestas.
Además el cierre del año fiscal implica un nuevo año en el que las prácticas de planeación deben incluir los factores de riesgo. Es un menú amplio para poco tiempo.