Como nos parece que lo digital nos conducirá hacia la inteligencia artificial, nos preocupa mucho la brecha digital. Pero esa brecha digital se ha venido reduciendo gracias a algunas tendencias.
Primero, la miniaturización. Cuando la computadora de la universidad necesitaba un cuarto exclusivo y unas condiciones ambientales especiales, nunca logramos sentirnos cerca de ella. Hoy, el celular y la información del mundo, andan en nuestro bolsillo.
Otra tendencia de reducción de la brecha, se debe al descenso en el costo de los equipos. El valor de una computadora que se pueda conectar a Internet es muchas veces menor de lo que fue hace dos décadas.
Hay una reducción de la brecha en el hecho de que los equipos y programas son más amigables. Hoy, en unos minutos, casi cualquier persona, formatea los equipos nuevos y los pone a funcionar. Eso necesitaba de un experto en el pasado reciente.
Para comunicarse con una computadora que hiciera unos cálculos, pasamos de las tarjetas perforadas a los lenguajes que solo algunos sabían utilizar. Hoy disponemos de aplicaciones amistosas, a las que solo hay que alimentarles los datos con el lenguaje común.
Cuando leemos sobre cómo en algunos países se alquilan teléfonos celulares para hacer una llamada o efectuar una búsqueda, tenemos un indicio de que podría no llegar a ser tan importante la posesión de aparatos digitales, sino que se podría obtener el mismo beneficio con aparatos que no fueran de nuestra propiedad.
La nube permitiría el uso de aparatos mucho más simples que los actuales. Eso también atenúa la brecha.
Seguramente lo más insidioso de la brecha, persiste en la falta de generalización del conocimiento de qué se puede hacer con las tecnologías de información y telecomunicaciones actuales y futuras.
Esa ignorancia sí que deja a algunos al margen de los nuevos desarrollos. Pero esa brecha, no es solo digital. Afecta también a quienes ignoran prácticas higiénicas que mejoran la duración y calidad de la vida.
A quienes ignoran rudimentos de cómo no generar infelicidad a otros y a sí mismos. O de cómo aportar para mejorar nuestro entorno físico, emocional, político.