El “dragón amarillo”, o Huanglongbing (HLB), una letal bacteria de los cítricos, apareció por primera vez en Costa Rica y amenaza unas 25.000 hectáreas de naranja.
La enfermedad se detectó, primero, en cuatro árboles de una plantación de naranja, en la zona de Medio Queso, Los Chiles, en la franja fronteriza norte.
El “dragón amarillo” ataca los frutos que presentan una maduración irregular, la cual se inicia cerca del pedúnculo (donde se une a la rama) y se caen. Además, afecta el follaje de las plantas.
La enfermedad se transmite por medio de un agente transmisor (vector). Se trata de un psílido, un insecto de la familia de los pulgones que ya estaba en el país.
Este insecto se traslada a grandes distancias, ayudado por el viento y otros fenómenos, como los huracanes.
Además, se transporta por medio de material contaminado. Por ello, es de fácil propagación, lo cual eleva la alerta.
También se emitirá un decreto de emergencia para contar con más recursos y más agilidad en su uso, a fin de atacar a la enfermedad.
No obstante, Padilla reconoció que no existe cura para esta bacteria y que solo queda aplicar controles y convivir con ella.
Costa Rica tenía en marcha medidas preventivas, acuerpadas con otro decreto del Gobierno desde el 2009, pues el 25 de mayo de ese año se detectó el HLB en Belice.
La enfermedad se extendió desde Florida (el segundo proveedor mundial de jugo), donde apareció en el 2004. Se trasladó al sur por la faja costera del Caribe y en abril del 2010 se detectó en Nicaragua.
El HLB es una enfermedad fatal para los cítricos y genera pérdidas millonarias. En el 2010 se estima que en Florida se perdieron unos $9 billones. Costa Rica produce unos de 10 millones de cajas de 40,8 kilos de jugo de naranja al año; Florida, cerca de 200 millones de cajas.
En la tarde de ayer no se pudo obtener las versiones de Tico Frut y de Del Oro, las dos grandes firmas del sector en Costa Rica.
Álvaro Solano, administrador de una finca y alcalde de Los Chiles, dijo que temen la desaparición de los pequeños productores si el mal se propaga. Ellos, agregó, no pueden asumir el costo de las fumigaciones y demás controles.