La operación, pactada el pasado mayo, está valorada en poco más de $3.000 millones.
En ese mes, el jefe de United Glenn Tilton se refirió a una “fusión de iguales”.
Juntas, las dos empresas transportarán al año más de 144 millones de pasajeros a 370 destinos en 59 países y con 90.000 empleados.
Se prevé que desplacen al competidor norteamericano Delta Air Lines como líder del mercado.
A finales de agosto, el Departamento de Justicia de Estados Unidos dio luz verde para la fusión de las dos aerolíneas. Las investigaciones sobre la fusión fueron suspendidas, luego de que la nueva megaempresa llegara a un acuerdo con su competidora Southwest sobre derechos de aterrizaje y despegue, lo cual despejó los problemas para concretar la fusión.
En julio, la Comisión Europea llegó a la conclusión de que la fusión no desplaza a otros rivales y aprobó la operación.
La adquisición combinará la presencia de United en el centro del país, la costa oeste y el Pacífico con la fortaleza de Continental en Texas, la costa oriental y las rutas a Europa y América Latina. Las aerolíneas esperan que, al forjar una gran red, atraerán más viajeros corporativos al mismo tiempo que reducirán los costos.
“Estamos agradecidos por el fuerte apoyo de nuestros accionistas a esta fusión ” , aseguró el presidente y consejero delegado de Continental, Jeff Smisek, en un boletín difundido tras la votación.